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sábado, 2 de enero de 2016

Elizabed Mendoza Sánchez: "Me gusta hablar y escribir de manera sencilla"



Siempre le gustó aprender y ha pasado buena parte de su vida estudiando. Aún lo hace y sigue explorando también sus talentos artísticos. Es escritora, profesora de baile, locutora,  diseñadora de modas  y muchas cosas más. Vive para crear y prestarle su ayuda a los demás, quizá por eso, se desempeña como asistenta social en Dinamarca. Esta es la historia de Elizabed Mendoza Sánchez, una mujer que un día salió de su tierra en busca de sus sueños y los está alcanzando.
Tu vocación por la escritura se inicia a tierna edad, sin embargo, luego estudias y realizas otras actividades ajenas a ella, ¿por qué no le entregaste todo tu tiempo a ella y decides incursionar en otros campos?
Es una mujer que siempre se dejó guiar por sus sueños
Creo que de alguna forma nunca lo dejé, siempre escribía y la verdad no creo recordar una sola semana de mi vida después de los ocho años que no haya escrito algo. Poemas, pensamientos, entre otros. Luego de adolescente ayudaba a mis amigas con cartas de amor para sus enamorados, y nunca paraba. Recuerdo las veces que me escondía en mi habitación, cogía mi cuaderno y me ponía a escribir, o esas otras en la escuela en donde pedían algo creativo -me esforzaba para que lo que les presentase les llegara al corazón; por cierto siempre me daban la mejor nota. A los once, casi doce años, empecé con un libro al que llamé Miriam, es el que más trabajo me ha tomado de hacer, y el que más cambios ha recibido ( mil veces, creo). Por fin lo terminé, dije un día, pero, luego lo vuelvo a leer, y me doy cuenta que aún le falta. Por eso hasta la fecha sigue sin terminarse. Sin embargo mis otros escritos me han tomado un año, algunos menos, algunos un poquito más, pero Miriam, ese sí que me ha sacado canas verdes (ríe).
Los sueños se consiguen a base de esfuerzo y trabajo, de niña solo podía escribir y quizá mostrárselo a mis amigos, a mis padres, a mi familia. En ese entonces no tenía los medios para publicar algo mío. Me dediqué a estudiar mil cosas con el propósito de tener oportunidades diferentes, de conseguir poco a poco mi objetivo. Nunca es tarde. Y el orgullo que siento de mí misma como persona es tan grande que le doy gracias a Dios de que me haya dado todas las habilidades que me dio para poder cumplir con mi gran sueño. Yo misma lo hice, claro, con el apoyo de mis seres queridos pero a base de mi trabajo. Eso nadie me lo quitará.
¿Tu amor por el baile y la composición surgen en paralelo a tu inclinación por la escritura? ¿Cómo manejas el tener tantos talentos?
El baile siempre fue algo innato en mí. Recuerdo que una tía solía decirme que debería utilizar ese talento y hacer mi propia escuela. Pasaron algunos años pero la escuché. Hice mi escuela Estudios Latin dance. Creo que más que el baile, la composición y la escritura, es lo que más amo, es el arte en sí, lo mío. Uno puede tener arte en las manos al dibujar, en los pies al andar, en el cuerpo para modelar, y así.Todo consiste en el arte, que es lo que en este caso me impulsa hacer lo que hago. Empecé a bailar antes que a escribir, no podría decirte si el baile surge en paralelo a mi amor por la escritura, pero sí afirmo que mucho de lo que soy y hago lo empecé desde muy niña.
Su madre la ayudó a descubrir su vocación por la escritura
Manejar tantos talentos (resalta). Suena en realidad emotiva y bonita esa pregunta. ¿Sabes algo? Le doy gracias a Dios por ellos. Creo que si él eligió dármelos es porque tenía la seguridad de que podría con cada uno de ellos. La verdad no he tenido la mala experiencia de por una cosa hacer mal la otra. Respeto mucho lo que hago, tengo tanto amor para ello que creo que eso se ve reflejado. Por ejemplo en las caritas de mis pacientes, en sus palabras hacia mí, en los abrazos de mis alumnas que, por lo general, al ser danesas o europeas se sabe bien- que muchas veces- no son demostrativas. Las mías, sí, y es porque yo soy así. Lo noto en aquellas personas que han leído mi libro, en las que me escriben aún cuando no les conozco. Se acercan a mí porque leyeron mi blog, o algo de mí.  Realmente me siento muy agradecida por cada uno de los talentos que Dios me dio. Lo manejo orando cada día, dándole las gracias a Dios y pidiéndole que jamás me olvide de quien soy; para siempre pisar tierra firme. 
También tuviste la oportunidad de hacer teatro y participar en varios grupos musicales, ¿qué aprendiste de esa etapa de tanta actividad artística y por qué no continuaste por esas líneas?
Aprendí a ser más libre, a gritar con más fuerza, a no tener tanto miedo de que la gente me vea o me escuche. Soy en la vida real bastante tímida, pero cuando estoy frente al público es como si todo desapareciera, subo a un escenario temblando pero una vez arriba soy sencillamente, yo misma. Eso me encanta.
Se siente bendecida por los dones y talentos que le ha dado Dios
El teatro y lo que quería hacer en la televisión lo dejé, porque me asusté. Una noche al terminar un evento, los chicos del teatro dijeron para ir a celebrar, no solía salir mucho, pero como era con ellos, fui. Me llevaron a una discoteca, no nos quedamos mucho tiempo, ellos querían hablar con alguien en particular, luego salimos y fuimos a, no recuerdo, si era Barranco o Chorrillos, pero me llevaron a algo parecido a un boulevard, en camino se encontraron con dos chicas, estaban sentadas en la vereda, y tenían algo blanco en la mano, lo vi, pero traté de ignorarlo. Los chicos las saludaron y les dijeron que más tarde se encontrarían. Seguimos el camino, al llegar a ese boulevard, había un grupo esperando, hacían un círculo, donde yo empezaba a formar parte. Uno de mis compañeros me pretendía, él estaba a mi lado hablándome, en eso vi, que los demás, de mano en mano, se estaban pasando algo blanco, y lo inhalaban como si fuera dulce. Me asusté tanto que no te puedes imaginar todo lo que sentí. No sabía qué era, así que le pregunté a este chico lo que estaba pasando. Me respondió que era droga. Me puse tan nerviosa que le rogué que me sacara de ahí. Él tenía mucho más tiempo que yo en el teatro. Quiso quedarse pero como estaba interesado en mí, me llevó hasta la avenida. 
Le pedí que se fuera, que no se preocupara, que me iría a casa. Me preguntó si estaba segura, lo miré pero al ver que no entendía mi desesperación, le repetí que no se preocupara por mí. En ese momento, sola, comencé a ver a cada uno de los buses que pasaba por ahí, no había ni uno solo que dijera el nombre de mi distrito, ni siquiera cerca. No conocía el lugar, tampoco me podía quedar ahí parada, casi siempre me han llevado de un lugar a otro. No era buena para tomar un taxi sola - por
Dice que es tímida, pero cuando sale al escenario
todo cambia
el peligro- prefería un bus en donde hubiera más gente. Seguí caminando y desde lejos podía ver una calle más grande. Fui hasta allá, en el camino hallé a un muchacho junto a una moto. Yo estaba llorando y preguntándome por qué la gente tenía que usar esas cosas, y por qué había tenido que ir con ellos. El chico me habló y lo que recuerdo es que le pedí me sacara de ahí. Me ayudó a llamar a mis hermanos que, por cierto, me señalaron: "El mundo no se conoce en un día". Dijeron que me esperarían en el paradero. Aquel muchacho me ayudó a llegar a casa. Desde ese día jamás volví el teatro para quedarme. He hecho algo en la universidad y en otros lugares donde estudié (parte de una presentación de trabajo), pero por poco tiempo.

En cuanto, a la música jamás lo he dejado, aún canto. Algunas veces me invitan a cumpleaños, fiestas o alguna actividad de integración, para que les dedique algunas canciones. No es a lo que más me dedico pero cuando se presenta la oportunidad, lo hago. Como quien dice, para no perder la costumbre (risas).
Otro de las manifestaciones de tu espíritu creador es el diseño y confección de ropa, ¿cómo se te ocurrió? ¿Tomaste clases? ¿Hoy en día sigues metida en ese mundo?
Eso de coser siempre me gustó. De niña me sorprendía como mi mamá podía coser haciendo que la costura se vea exactamente igual como la original. Punto máquina, esa, la llevaba en sus manos. Me acuerdo que en mis vacaciones en Chincha -sur de Perú- había alguien que dejaba retazos de tela en casa de mi tía, yo las cogía, me sentada frente de uno de los árboles más grandes que he visto -cerca de ese riachuelo donde solía poner mis pies-, y ahí con mi aguja y mi hilo me ponía hacer ropa para mis barbies.
Durante la presentación de su novela Buscándote
Nunca lo he estudiado. Un día me regalaron una máquina de coser, leí el manual, busqué un poco de información, y desde ahí todo lo que hacía a mano lo podía ya coser a máquina. De adolescente, hacía diseños (todavía los hago), me compraba una tela, la cortaba calculando mis medidas, la llevaba a una costurera y listo, tenía un vestido con mi propio diseño.
Yo lo llamo etapas. Elizabed y sus etapas. Por ejemplo, si tengo ganas de coser mañana sigo este proceso: pienso en algo, lo dibujo, compro la tela y el fin de semana en un par horas tengo un nuevo vestido. Algunas veces también he remodelado alguna ropa, busco un vestido que ya no me gusta, y le hago un tremendo cambio. Ocurre lo mismo con la ropa de mi esposo. Me divierte coser, sobre todo cuando veo el resultado final. Continúo hasta ahora, y cada vez, me sale mejor. Acaricio la idea de alguna vez poner mi propia tienda de ropa. He hablado con una modista conocida en Perú. Me ha dicho que le gusta la idea y que podríamos hacer algo juntas. Vamos a ver qué pasa.
¿Tener tantas formas de expresión no dispersa tu creatividad? Muchos dicen quien mucho abarca poco aprieta, ¿qué piensas al respecto?
No, por el contrario, me ayuda a tener más inspiración en la vida diaria. Siempre pasan cosas nuevas, cosas que te enseñan, cosas que te frustran, etc. Algunas personas me dicen, no te estreses, y  yo les respondo que no sé qué es el estrés. Yo amo lo que hago, me gusta tanto que me divierto. Si tú me vieras en el hospital, sonrío a menudo, aplaudo tarareando mientras voy  a ver a mis pacientes.  Le hablo con cariño, respeto, los atiendo, y doy lo mejor de mí para entender cómo se sienten. Recibo de ellos mucho en reciprocidad, que incluso hasta sus historias me regalan. Entonces siento que mi día tuvo un logro. Igual sucede cuando tengo que enseñar. Si he recargado mis energías, voy a enseñar contenta, y regreso feliz. Así es con todo lo que hago. Pongo lo mejor de mí, y realmente trato de hacerlo bien. Te podría decir que lo hago bien, pero mejor digo que trato, porque más que tratar no se puede hacer. En tu intento está tu satisfacción, y cuando ves un resultado favorable, positivo, entonces una vez más te sientes como una triunfadora.
En una de sus clases de baile
Muchos dicen eso de que "El que mucho abarca poco aprieta". Quizá sea verdad cuando inicias algo y no lo terminas. Por ejemplo, si hubiera estudiado educación y  zootecnia, al mismo tiempo,  y hubiese dejado una de las dos a medias, esa frase caería a pelo, pero yo no hice eso. Inicié, terminé, volví a empezar, y  cuando ya tuve las cosas hechas entonces me pregunté: "¿Qué es lo que más quieres hacer de todo lo que ya sabes?".  Me respondí,  en este tiempo quiero hacer tal cosa como punto 1, luego hacer esto como punto 2, y así sucesivamente. Esto quiere decir que mi punto 1 es mi prioridad y al que le daré más de mi tiempo. Eso hago. En la dimensión que realizo cada cosa, doy lo mejor de mí, y hasta ahora te puedo decir que de todo lo que he hecho (o hago), solo he recibido cosas buenas.
En medio de todo esto, ¿en qué momento te ves vinculada con la locución? ¿Cómo llegó esa oportunidad de hacer radio?
Tenía diecisiete años. Vivía en Tingo María (centro-norte del Perú), estudiaba en la universidad pero en los tiempos de vacaciones siempre aprovechaba para aprender alguna otra cosa. En ese tiempo estudiaba secretariado contable, y dos chicos de una radio de la ciudad fueron a hacer una entrevista al instituto. Uno de los que entrevistaba era el hijo del dueño y animador del programa (hasta ese momento no lo sabía). Eligieron a tres muchachas para representar el instituto, y una de ellas era yo. El joven me hacía diversas preguntas, algunas que no tenían nada que ver con el instituto, por ejemplo, me preguntó si alguna vez había trabajado en radio, o si conocía de ese mundo, sonriendo le dije que conocía lo mismo que muchos. Luego se despidieron, pasó el día, la noche, y al día siguiente fueron a buscarme. Me sacaron de clase diciendo que necesitaban hablar conmigo nuevamente porque lo de ayer no había salido bien. Mi profesor me dejó salir, la verdad no tenía interés en hablar nuevamente con ellos pero como se trataba del instituto lo hice. Salí preguntando para qué era buena. El joven me dijo que a los de la radio les había gustado mucho mi forma de hablar y mi voz, que les gustaría que fuera para que me escucharan, que necesitaban a una coanimadora para un programa juvenil y que sentían que era a mí a quien estaban buscando. Me quedé sorprendida, les repetí que nunca había hecho radio, pero a ninguno le importó, me pidieron que me presentara al día siguiente por la tarde. Me dejaron su número telefónico, la dirección y los datos necesarios. Les dije que no sabía qué decir, pero que lo pensaría. Ellos sonrieron diciendo que sería un gusto contar conmigo. Para ese entonces mi padre trabajaba en una otra radio (increíble, pero cierto). Recuerdo que cuando entré a clases no dejaba de pensar en lo que me habían dicho, en la oferta, en lo que diría mi papá, y en lo que pasaría si aceptaba la propuesta.
Entrevistada por el periodista argentino Guillermo Giacosa
Al llegar a casa mi papá me vio pensativa, así que me preguntó qué pasaba, le conté,  y luego contento me dijo que no dejara pasar  la oportunidad, que por algo Dios quería que fuera parte de eso. Le respondí: "Pero papá me falta poco para terminar en el instituto". Muy confiado me dijo que podría hacerlo. Al día siguiente con bastante confianza fui a la radio. Me recibieron muy amablemente, me hicieron una prueba de voz, quedando convencidos de que les gustaba lo que escuchaban. Me pidieron que grabara un comercial, lo hice sin problema. Les dije que no podía usar mucho de mi tiempo en la radio porque quería terminar con lo que estaba estudiando antes de regresar a la universidad. Lo aceptaron, me dieron un papel de coanimadora. Me gustaba mucho, sobre todo lo que causábamos en la gente, en el público. Luego, al terminar, el instituto volví a la universidad pero no dejé la radio. Poco a poco la gente me fue conociendo, e incluso, me dieron mi carnet de comunicadora, Era chévere, entraba a todos los eventos solo mostrando ese carnet y listo. Luego me ofrecieron ser animadora, acepté. Hice programas sola y con otros colegas, así hasta que regresé a Lima. Esa fue una etapa bonita en mi vida ya que sentía que ayudaba a mucha gente y además, les regalaba alegría.
¿Cómo es Lisa Sánchez, la artista? Porque tú separas muy bien tus facetas y Elizabed, la escritora, nadie tiene que ver con ella, ¿o sí, de alguna manera?
Liza Sánchez es una de mis creaciones. Una que tiene parte importante en mi vida. Si no fuera por ella no hubiera sobrevivido y estar acá conversando contigo. Ella le da una alegría única a mi vida, es una niña grande, una que escucha, observa, pero que es capaz de jugar como una pequeña en la arena olvidándose de todo. Liza es loca (en el buen sentido de la palabra), su música es alegre, todas para bailar aunque siempre trata de encontrar las que manden algún mensaje bueno. Ella es un ave libre.
Nunca olvida de dónde vino y quién  es
Mientras que Elizabed, prefiere la música tranquila: ópera, de meditación, o baladas, porque esas la ayudan a escribir, Liza es un ave siempre en vuelo.
Ellas tienen algo que me encanta: ambas buscan ayudar a la gente, son creativas, soñadoras, les importa el bienestar de los demás. Ambas son de confiar, pero malas para confiar. Y se complementan. Creo que eso me hace ser quien soy, porque cuando yo, Elizabed olvido el sacarme los tacones y digo que no puedo andar en la arena,  viene Liza y ordena: "¡Sácatelos y vive!" Entonces la escucho y sigo viviendo. Pero pasa que cuando Liza siente que quiere volar, llego yo, y le digo:"Detente, vuela conmigo".
Siempre digo que como escritora quiero que me conozcan con mi nombre real. Para mí es importante que sea así. Ya que mis creaciones pueden desaparecer pero yo seguiré siempre siendo la misma. El mundo de Liza es el baile, el canto, el arte en ese rubro. Elizabed, no. Ella es dueña de mi creación. Mi arte no solo está dentro de esas categorías. Yo soy el todo, Liza es una parte.

¿En qué momento Elizabed toma las riendas de tu creatividad y te dice vamos a escribir?
Como te decía antes, empecé a los ocho años. Recuerdo claramente lo que me inspiró.  "La vida es un vaivén. Es un ir y venir, pero tú nunca vienes, solo te vas". Lo escribió mi madre, una mujer sabia, buena, inteligente, creativa, admirable y más. Ella me ayudó a descubrir eso hermoso que llevaba en mí: la escritura.  A partir de allí, no dejé de hacerlo, seguí y cada vez iba mejorando en lo que hacía.  Sé que todavía me falta, pero sé también que lo que hago se da  con tanta naturalidad, que sé que por eso la gente me acepta tal cual. Como me dijo alguna vez una persona que me escuchó en una de mis presentaciones: "Me encantó todo lo que dijiste. Todo mi cuerpo se estremeció al escucharte. Tú sonabas como ser humano y no como alguien que viene y solo dice "soy escritora y como escritora hablo"" 
Junto a su esposo el día que presentó su novela 
Era una adolescente cuando empecé con mi primer libro. Hasta ahora llevo diez libros, nueve cuentos, muchísimos poemas, reflexiones, entre otros. Todos me han tomado un tiempo determinado, pero cada uno me ha dado una satisfacción propia.
¿Qué temas te gustan abordar en tus escritos y cuánto tiempo le dedicas a trabajarlo?
El amor, la familia, el respeto, hablo mucho de valores, pero también escribo sobre personas que han hecho daño,  que han robado, engañado. Lo hago con el propósito de que la gente aprenda algo de ello.
Depende de lo que escriba, hay cuentos que me han tomado unas horas, otros más de tres días, otros una semana. Libros, de uno a más años. Buscándote me tomó casi dos años. Los poemas salen rápido. En mis pausas laborales casi siempre aprovecho para escribir alguno, aunque solo tengo de 15 a 30 minutos.
¿En qué género te sientes más cómoda en la narrativa o la poesía?
En ambas. Depende de mi humor, de lo que quiero decir, de cómo me sienta y sobre todo de lo que me inspire. 
¿Qué te conduce a dejar tu país y establecerte en Dinamarca? ¿Por qué este país y no otro?
La música, el baile, el canto, esos talentos me ha dado la oportunidad de conocer muchos lugares. Acá tuve la oportunidad de abrir mi propia escuela, y como dicen que las oportunidades si no las aprovechas en una, entonces quizá no regresen más. Yo, la aproveché y me quedé. Quise regresar a mi país, ya había ahorrado regular como para irme y estar bien,  pero  de repente apareció el amor.  Llegó con una velocidad máxima desconocida y mi mundo dio un giro de 360 grados ( risas), y me quedé. Había otra razón: fundar mi propia familia.

Le gusta diseñar su ropa
¿Por qué Dinamarca? Dios tiene caminos inexplicables. ¿Por qué este país? Me hice la misma pregunta hace unos años atrás. Mi respuesta fue que Dios tenía algo preparado para mí. He podido hacer mucho al estar acá, también he podido regalarle a la gente más que una sonrisa, sobre todo a aquellos que ni siquiera saben cómo es una.
¿Cómo te ha tratado Dinamarca? ¿Ha sido fácil la adaptación e integración? ¿Te sigues siendo extraña o nunca tuviste esa sensación?
Depende de a quién me refiera.  La verdad, he sido muy bendecida, he conocido gente muy buena. Tengo una tía danesa, Hanne (es una tía de cariño, tiene 80 años, y nos conocemos hace siete años),  ella me ha ayudado mucho en diversos aspectos. Es una mujer que desde que me conoció confió en mí, tanto que me quería adoptar como hija. Y como ella, he conocido gente fenomenal, pero también me ha tocado experimentar el racismo, la intolerancia de la gente, la envidia de muchos (entre ellos latinos). En lo que es cuestión de trabajo se refiere, nunca me ha faltado, casi siempre me han buscado. En cuestión de amigos, no tengo muchos. Los que creí que lo eran buscaban algo de mí. No lo supe hasta que abrí los ojos.  Un poco tarde pero lo hice; me robaron. Los que tengo, son pocos, pero sé que me estiman, admiran y sé que puedo contar con ellos. Si me preguntas qué hice cuando me pasó eso del racismo o esas cosas. Sencillo, amigos, oré por ellos. ¿Qué más podía hacer?
Creo que la adaptación y la integración dependen de lo que uno quiera. Yo decidí quedarme para seguir luchando por mis objetivos. Por esa razón, a mí no me ha sido difícil, creo que les es más complicado a esas personas que vienen obligadas o algo parecido. Pese a que estoy integrada y adaptada puedo garantizarte que de la puerta para adentro de la casa nuestras reglas son estrictamente peruanas y hasta un poco ecuatorianas (risas). Para mí es importante que en casa hablemos español, hagamos comida nuestra, enseñemos nuestra cultura, valores, y todo eso que aprendimos desde niños. Una vez fuera, hablo danés y todo eso, claro, sin dejar de mostrar que soy una peruana orgullosa de ser quien soy y de donde vengo.
¿Cómo combinas tu trabajo de asistenta social y de salud con tus clases de baile, zumba y español?
Mis clases son por sesiones, yo elijo si quiero que una sesión tenga 10, 15 o más veces, algunos casos he dicho 15, pero la mayor parte son 10 que duran un aproximado de tres meses (enero, febrero y marzo y setiembre, octubre, noviembre)  Eso pasa entre las 4:30 pm-20:00 pm. En las mañanas (de 7:00- 5:00 pm) trabajo en el hospital y cuando tengo vacaciones  como instructora o profesora entonces trabajo mañana y algunas veces en la tarde. Antes cuando estaba soltera trabajaba muchísimas horas a la semana, también los fines de semana, pero desde que me casé decidí no hacerlo más. Ahora hago lo mismo pero menos horas, menos grupos, y menos días, esto por la sencilla razón que para nosotros es importante darnos un tiempo de calidad juntos. Para no perdernos como pareja, como amigos, como esposos. Si quieres vivir enamorada y que lo estén de ti, entonces hay que trabajar para ello también. Para nosotros una de las más grandes prioridades es el no dejar que nuestros trabajos sean más importantes que la familia.
Siempre se muestra tal cual es
Y cuando escribo, lo hago en todo momento, si estoy en el hospital, casi siempre en mis pausas me ven con un papel y un lapicero (tengo celular, podría usarlo para escribir, pero todavía soy un poco a la antigua; me gusta escribir cartas a mano. Cuando estoy en el auto, me grabo hablando algo que quiera escribir, también suelo hacer nuevas coreografías mientras manejo; escucho la música y en mi cabeza me veo haciendo los pasos. Voy divirtiéndome y cuando llego a mi clase tengo una nueva coreografía para enseñar. Luego la grabo para no olvidarla. Si vamos a algún lugar y algo por ahí me inspira, le digo a mi esposo "necesito escribir", me siento y escribo lo que en ese momento deseo. Él ya sabe cómo es eso, tanto que a veces me da ideas.
¿Has declarado que si no fuera por tu lado latino no habrías podido sobrevivir en Dinamarca?
Es verdad, acá hay muchos latinos que enseñan zumba, eso desde el 2010. Yo empecé en 2005. Fui la primera. Ellos lo hacen con música en inglés o danés, yo no, toda mi música es en español,  y como soy peruana,  meto pasos de marinera, festejo, hasta huayno. En realidad todo lo que me identifique. Por eso, cuando enseño me siento en casa. Como te dije antes, si me fui contenta, regreso feliz.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser una escritora inmigrante y que publica en su idioma?
En Dinamarca es bastante difícil encontrar un libro en español. O lo pides por internet o haces una solicitud especial en la biblioteca grande. Si tienes suerte, te lo consiguen. Pero lo más probable es que no sea así. Es raro encontrar un ejemplar en lengua española. Yo solo pude hallar Paula de Isabel Allende, y nada más.
Personalmente déjame decirte que mi mayor ventaja al escribir y presentar mi libro es mi idioma. Porque puedo expresar mi sentir tal cual. Sintiendo exactamente lo que digo. No podría decirle a mi esposo " jeg elsker dig", aunque eso traducido signifique te amo. Prefiero decirle "te amo" en mi idioma porque así lo siento real, propio y exacto.
La desventaja en este preciso momento es que muchos amigos, alumnos, gente danesa y de otras nacionalidades me han pedido el libro en danés. No lo tengo.  Espero que pronto pueda traducirlo para así complacerlos.
Le gusta ser original en sus clases de baile
¿Cuándo aparece tu blog Inspirations y con qué objetivo lo creas?
Mi blog lo hice formal en 2012.  Antes de que lo pusiera en internet, mi blog era un cuaderno de notas donde hacía exactamente lo que hago ahora, con la diferencia de que ahora mis lectores  no son solo mi familia y amigos. Ahora hay gente de todas partes del mundo, que hasta me escriben y me agradecen.
Mi objetivo principal es ayudar a la gente, decir lo que ellos no pueden o son incapaces de expresar. No me gusta usar palabras sacadas todo el tiempo del diccionario, prefiero hablar y escribir de forma sencilla, para que todos puedan comprender el mensaje. No quiero ser como los doctores que al hablar con un paciente o la familia usan palabras en latín como si ellos lo comprendieran. Suena bonito pero es innecesario.
Tu novela Buscándote aborda un tema muy femenino que es el de maternidad, ¿está basado en tu experiencia o es un caso que viste de cerca y te conmovió por razones obvias?
Es de la vida real, tan real que cada detalle en el libro quedará siempre en mi corazón como uno de los momentos más felices y más tristes de mi vida. 
¿Buscándote encierra algún tipo de mensaje o moraleja?
Sí, un mensaje que si te lo cuento no leerás el libro (risas), pero que sé que si lo lees no lamentarás haberlo hecho. Es la primera parte, la continuación se llama Buscándome, y ese, aún lo estoy por terminar.
¿Los finales en realidad no existen, Elizabed? ¿Cómo imaginas una vida sin final?
Los seres humanos son los que se ponen sus propios finales, a veces sin haber siquiera empezado. No hay un final definido pero si quieres tener un final inventado, ese también se logra. Para mí, si un final existiera sería porque Dios me dijo: "Hasta acá no más", pero como él es tan bueno y no es capaz de decirnos algo así, entonces sé que siempre estaré viva, porque esa es la promesa de Dios para con sus hijos.
No puedo imaginarme algo que jamás tendré. Pero si tengo que imaginarlo para escribir un libro, entonces tengo muchas alternativas.
Un problema entre otras cosas, tiene un final: una vida dedicada a Dios.
Si desean saber más de la autora o su obra
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