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martes, 15 de agosto de 2017

Miriam Alonso: “Sacar un libro a lo loco puede resultar perjudicial para los autores”


Llegó un momento en que se detuvo a pensar sobre lo que estaba haciendo con su vida y si se sentía satisfecha consigo misma. La respuesta no se hizo esperar, tomó sus maletas y marchó a reinventarse en un pueblecito de El Bierzo. Allí la escritora Miriam Alonso vive rodeada de cigüeñas y zorros, prepara pan en horno de piedra, siembra plantas aromáticas para su consumo y, por supuesto,  escribe con la serenidad de haberse encontrado.
Le has dado un giro tremendo a tu vida, no solo por el hecho de cambiar de residencia  sino además en tu manera de enfrentar tu día a día, y eso se nota también en nuevos proyectos literarios y un par de propuestas para tener tu propia columna en prensa, ¿podemos hablar de una reinversión integral o simplemente es que te diste permiso para ser tú?
Inmersa en su nueva vida en El Bierzo 
Fue una reinversión integral (me ha encantado el concepto). Se juntaron cosas de esas que obligan a pararse, meditar, y luego sorprenderse de lo mal que lo está haciendo una consigo misma. El cambio de residencia ha sido importante, sobre todo en lo que se refiere a la esencia de esta nueva reinversión que comentamos.
Aunque escribes desde hace mucho, te tomaste con calma y responsabilidad dar el paso hacia la publicación, pero una vez que te decidiste   no has parado de hacerlo, ¿cómo asumes hoy la gestación y el parto de un libro? ¿Qué te preocupa más de todo ese proceso?
No son pasos que se deban dar a la ligera. Cuando contamos con menos años encima, hace como que mucha ilusión tener cosas con nuestro nombre rodando por el mundo, pero luego, decididos a convertir el pasatiempo en profesión, esas cosas que publicaste con tanta ilusión, a veces, pueden volverse en contra. A día de hoy creo que sacar un libro al mercado, así, a lo loco, puede ser muy perjudicial para los autores. Hay errores en ediciones que los propios compañeros no olvidamos con facilidad, errores que tampoco olvida el público. Estamos hablando del mismo público que cuando hayas preparado ‘la gran novela’ sin prácticamente fallo alguno, esquivará tu libro recordando ‘los imperdonables’ del anterior. Lo que más me preocupa en el proceso es eso precisamente: ‘los imperdonables’ (risas). Por fortuna tengo detrás un maravilloso equipo que lucha, bravo y rampante, para que haya los justos.
Ha encontrado la vida que ansiaba vivir 
Por tres años consecutivos, desde el 2013 al 2015, solo hablamos de tu trilogía compuesta por Sabor euforia, Euforia revolution y Euforia forever, ¿qué objetivos cumpliste con esta saga literaria? ¿Quedaste satisfecha con cada una de ellas?
Sí, en general. Luego, según pasa el tiempo y se define el estilo, me di cuenta que a día de hoy son representativas por los grandes momentos que me han permitido vivir. Quizá la que menos efecto produjo fue la última novela, que apasionó a algunos, pero a otros les dejó más bien fríos. Yo, por supuesto, estaba encantada con todas, e insisto: a pesar de los pesares, volvería a apostar por ellas.
Luego te animas a compartir tu pluma con otros autores,  y  aparecen Hijos de Asgard (2015) junto Laura Morales, y Calendar. Cuatro estaciones para el amor (2016) al lado de Tessa C. Martí, Catherine Roberts y Laura Morales, ¿cómo surgen estas iniciativas y qué razones te conducen a dar el sí a trabajar en conjunto?  ¿Hubo momentos complicados en la labor creativa o de redacción, o por el contrario, todo fluyó perfectamente?  ¿Qué cualidades literarias destacas de tus compañeras de equipo?
Estas cosas surgen cuando Facebook (de doble rasero siempre), te permite conocer a personas geniales con las que compartes un montón de pasiones y están tan locas como tú, a nivel de embarcarse en proyectos descabellados que luego, cosas del directo, acaban saliendo genial. Hijos de Asgard fue un gran acierto que ideó Laura Morales a raíz de la afinidad que sentíamos por el mundo nórdico. Calendar fue una idea originalmente mía, que propuse a Laura por esta afinidad y buen rollo que tenemos, a Tessa y a Catherine. A las dos últimas no las conocía tanto, pero son tan buenas profesionales y hacen tan bien su trabajo, que fue un verdadero placer compartir niño de papel con ellas.
La emblemática actriz Concha Velasco
mostrando el libro de la autora
Por estos días, y fiel a tu ritmo de publicación, aunque este 2017 tienes dos títulos nuevos, estás inmersa en una gira que te llevará a varios puntos de España. Me estoy refiriendo a La máquina de besos y Almas de vinilo junto al fotógrafo Manuel Lermas, ¿cómo es que te ves comprometida con dos libros en simultáneo? ¿Fue adrede o algo que se presentó de repente?
Fue una sorpresa. Manuel y yo llevábamos dos años preparando Almas de vinilo (me propuso la idea mientras firmaba en la Feria del año 2015, de hecho). Trabajábamos sin fechas tope, con toda la tranquilidad del mundo, pero sabiendo que ese libro no iba a quedarse como una idea de tantas otras: lo íbamos a publicar, seguro. Resultó que decidimos sacarlo a principios de año, pero entre unas cosas y otras nos enredamos. Llegó a la imprenta más tarde de lo previsto y faltó a su gran presentación (pensábamos hacerlo coincidir con una exposición de Manuel en Madrid, habría sido genial), pero la cosa es que no se pudo… Entre tantas, a finales de febrero llegaba al público La máquina de besos, novedad nuevísima y maravillosa que debía ser movida en ferias. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme en la propia feria de este año con un regalazo de Manuel: los primeros ejemplares de Almas de vinilo, que ya habían llegado a sus manos. Imagínate la sorpresa. Así sucedió.
Almas de vinilo es un libro tierno y nostálgico que nos remite no solo a nuestra infancia sino que también habla del presente de algunas mujeres que no han dejado de compartir con sus muñecas y lo hacen desde el coleccionismo. ¿De dónde nacen estas 41 historias que tienen como protagonistas a muñecas? ¿Es verdad que son, existen y sienten como asegura el editor?
Firmando ejemplares de sus libros en el último Sant Jordi 
Es cierto. Su palabra emblema es, sin duda, ‘blanco’. Se trata de historias sencillas que no hablan exclusivamente de muñecas, si no que a través del maniquí nos acercan a historias que podrían ser afines a cualquier persona. Unas hablan de superación, otras están cargadas de simbolismo. Por ejemplo, hay una que habla de muñecas rescatadas de mercados, de esa puesta en valor que se hace por otro… Es fácil pensar en una persona dejando atrás un proceso de depresión, valorándose de nuevo a sí misma. Los lectores de Almas de vinilo, en general, no creen que esas historias tengan por protagonista a una muñeca o varias, ellos encuentran tras cada fotografía y cuento, una aventura íntima y delicada, blanca, para todos los públicos. También les hace  reflexionar, por supuesto. Las historias nacieron de esas fotografías que intercambiamos Manuel y yo. Otras fueron primero letras y luego se convirtieron en imagen. Ha sido un proyecto entrañable, desde luego. También daremos guerra con él y la promoción. Permaneced atentos a redes, que estamos ‘mu locos’.
Por su parte La máquina de besos es una novela que destaca por su mezcla de historia y ficción que te atrapa desde el inicio de su lectura. He leído los comentarios y todos coinciden en que es adictiva y algunos te comparan con Doyle, ¿contenta con lo conseguido por tu personaje Daniel Arlington y su polémica máquina? A propósito nos hace falta en este mundo una máquina de ese tipo para serenar nuestro mundo convulso y desesperado, ¿no es así?
Junto a Laura Morales, su compañera de exitosas aventuras literarias 
Estoy muy feliz con las reacciones del público, tanto del objetivo como del general. Por supuesto, cuando te comparan con cracks de ese nivel no te lo crees del todo, pero sí me ha gustado ver los puntos concordantes en las críticas de la obra y recibir las reacciones de la gente. Yo creo que si alguien con la suficiente entrega se pusiera a ello, podría construir La máquina sin demasiado problema. Eso sí, que se prepare porque la patente es mía (risas).
Como bien resalto, no paras, pues ya estás escribiendo otro libro junto a Laura Morales que no tiene nada que ver con el anterior. Sé que cambian de género, ¿nos puedes adelantar algo al respecto?
Terror y costa. Solo eso os puedo adelantar. Pero en breve contamos más cosas, por supuesto. Estamos trabajando para que sea estupendo.
Participas casi siempre en antologías literarias que tienen que ver con fines benéficos, en este momento estás involucrada con una encaminada a sensibilizar sobre el Párkinson, ¿consideras que los escritores deberían estar más dispuestos a colaborar con estas campañas no solo cuando les afecté de cerca una enfermedad o dolencia?  Es más,  existe frivolidad e intereses publicitarios cuando acceden a participar en ciertas iniciativas de naturaleza solidaria, ¿no lo crees?
Dando rienda suelta a su imaginación en plena naturaleza
Respecto a la primera pregunta, creo que es complicado. De hecho, creo que debes participar cuando sientes que has de participar. A día de hoy no tengo ningún familiar ni conocido cercano con Párkinson, pero sí muchos testimonios de amigos pasando malos momentos relacionados con la enfermedad. La historia seleccionada para esa antología me hizo llorar en cada una de sus fases: mientras la escribía, mientras la recordaba y mientras la corregía.  Sobre la frivolidad: estoy completamente de acuerdo. En general, cuando empezamos a escribir, participar en una antología y ser seleccionado es tan frívolo como añadir el nombre de la antología en cuestión a un listado hueco de ‘libros en los que participo’. Pero llega un momento en que creces y seguir haciéndolo es estafarse a uno mismo, además de una falta de respeto hacia quienes apoyan realmente la causa. Ahora selecciono mucho donde participo porque no quiero engañar a nadie. Hay gente a quien le da igual todo, solo quieren ver su nombre impreso en las páginas de un libro y alimentar su desmedido ego con cada participación de este tipo. 
Te has mudado a un pueblecito de El Bierzo  pero es como si vivieses en una gran ciudad debido a la cantidad de proyectos que tienes entre manos: prestarás tu talento literario a diversos  artistas gráficos y fotógrafos, e incluso se habla de que incursionarás en el mundo del teatro, esto último sí que es inédito. Entiendo que se te ha prohibido dar detalles al respecto, pero al menos, cuéntanos si será como guionista o actriz.
Una obra para almas sensibles
Como las dos cosas. Gran apuesta, lo sé. Además, si todo va como tiene que ir, interpretaré a una prostituta, ¿qué te parece? Yo estoy encantada, muy contenta con este asunto. Ya veremos cómo acaba la cosa. Sobre el pueblo y proyectos: lo bueno de este año de excedencia ha sido, precisamente, quitar de mi frente distracciones, entretenimientos, ciudad, detalles, cosas random, hacer un par de maletas y venir con lo justo a dejar que las ideas fluyan. He escrito en todas partes, solo hace falta un portátil o una libreta para hacerlo, lo sé, pero en ocasiones los escenarios son tan importantes en el teatro como en la vida real. Hay escritores que necesitan irse a la gran ciudad para recibir estímulos, luego estamos esta sub-raza errante, hiperestimulada de serie, que necesita sentirse con espacio y calma para sacar sus ideas adelante.  
Estás viviendo tu mejor momento creativo en todo sentido: te dedicas a escribir,  colaboras con grupos culturales y viajas mucho por trabajo, eres la prueba de que la vida puede cambiar de un momento a otro para bien, ¿no lo crees?
Soy un cúmulo de circunstancias, amiga mía. Por fortuna, quienes me apoyan hacen que todo salga bien, pero lo demás es eso: circunstancial.
Sé que te hace ilusión conducir un programa de radio o televisión, no te importa el medio, donde tocar el tema de la novela femenina contemporánea, ¿consideras que no abundan espacios dedicados a la labor literaria de la mujer en este género? ¿Tenemos que tomar el toro por las astas y ser nosotras quienes propiciemos nuestros espacios de divulgación?
Creo que sí hay espacios, pero tienen pocos medios y menos visibilidad. Ahora que he tocado un poco más la radio y televisión, creo que tendría buenas ideas para mejorar ambas cosas, pero bueno, esto sí debe quedar en el aire. Ahora mismo estoy demasiado feliz con las vistas, entre cigüeñas y los zorros, para plantearme esas cosillas en serio.
Tu entorno más cercano se asombra de cómo ha cambiado tu rutina en el día a día, por ejemplo, elaboras tu propio pan y sales al campo en busca de las hortalizas para tus ensaladas, supongo que nada de esto lo hacías antes, ¿esto también tiene algún sentido literario? ¿O quizá es buena forma de buscar ideas para nuevas obras?
Ni lo uno ni lo otro. Todo eso lo hago porque volver al origen, simplificar, complementa mi felicidad. 

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