Todo sobre mi actividad literaria como escritora, periodista y promotora cultural en la Revista digital y club de lectura La ardilla literaria ( https://laardillaliteraria.com/)

lunes, 25 de marzo de 2024

Maricarmen López Olivares: «El arte consuela mucho»

 



Maricarmen López Olivares es una creadora que se ha mantenido consecuente y firme con su vocación y amor profundo por el arte. Desde que contestó a ese persistente llamado que la empujaba a plasmar el bullir de su mundo interior mediante líneas y colores inició un camino que la condujo a aprender, a viajar y a soñar con imágenes posibles. Sin pérdida de tiempo y prestando oído a su corazón, se propuso explorar otros terrenos de expresión creativa, lo que le permitió incursionar con voz propia en los ámbitos de la dramaturgia y la literatura misma.

López Olivares posee una historia de vida y artística que les invitamos a conocer, porque de ella no solo podemos contar que ha ganado premios y reconocimientos, que es copista del Museo del Prado o que hoy nos presenta Specchio, su segunda novela, un tanto autobiográfica, sino que es una mujer que ha convertido sus vicisitudes personales en un arte de sanación.

¿En qué momento una diplomada en Magisterio se ve involucrada en el mundo del arte y la literatura? ¿Todo ocurrió de golpe o qué fue primero?

El arte fue primero, estaba en mí desde mi infancia. De hecho hice Magisterio sin ganas ni ilusión, yo quería estudiar Bellas Artes en Valencia. Finalmente, me quedé en Castellón para estar más tiempo en casa, pues mi madre tenía la salud delicada. A pesar de eso, disfruté mucho la carrera y nunca me arrepentí, porque estudiar me encantaba. Llegué a presentarme dos veces a las oposiciones, aún sin tenerlo nada claro. No las saqué y entré en la Bolsa de Preescolar. Trabajé en colegios de la provincia de Castellón de forma intermitente durante pocos años.

Sé que tu vida creativa se desarrolla casi al íntegro en el arte pictórico, sin embargo, también te expresas a través de la escritura desde hace mucho tiempo, ¿qué  te condujo a incursionar en la literatura?

Precisamente fue en Magisterio, durante la carrera, donde sentí mi inclinación hacia la literatura. En una de aquellas narraciones que hacíamos en la clase de literatura fue donde di vida a unas pinzas de tender la ropa: una escena en un terrao de una vivienda donde las prendas y las pinzas dialogaban sobre las injusticias sociales. Toda la clase me aplaudió tras leerlo y la profesora me dijo que tenía madera para escribir. Me dieron un empuje, pero la pintura era más  que la escritura y aplacé años el asunto de escribir. También quise tocar el piano y hace siete años que estoy en una escuela de baile, aprendiendo claqué (una sublimación de aquel deseo de ser pianista). Creo que siempre hay tiempo para desarrollar estas pasiones.  

La pintura ha sido tu mejor apoyo y el medio para volcar las manifestaciones de tu alma en diversas etapas de tu existencia, ¿el arte sabe cómo reconfortarte o ayudarte a sanar?

López revela que, en sus inicios, pintar era un imperativo constante

La pintura ha sido mi gran vehículo en la vida, con mi familia dentro. Pintar era un sí o sí. O pintaba o no existía, y en ese vehículo, a veces inestable, incómodo y poco confortable (la parte confortable la ponía mi familia) sentía que estaba en un éxtasis constante, como una bendición de la vida o una misión divina, y una sanación, a pesar de sentir la presión de la autoexigencia. Pintar era casi enfermizo en mis inicios, obsesivo. Mis pensamientos y emociones se veían sometidos por esa clase de binomios constantes: placer/dolor, satisfacción/conflicto…Con el tiempo me he liberado, he ido soltando las riendas de la autoexigencia. 

Has revelado que te consideras una autodidacta, sin embargo, realizaste estudios en Madrid y Florencia. A la larga,  ¿es necesaria una formación, aunque un espíritu libre resida en el creador?

Sí, con los años quise formarme más, ampliar mis conocimientos con profesores muy especializados. Yo había recibido clases en Castellón de forma muy esporádica. Habían pasado más de veinte años desde que empecé a pintar y ya había expuesto dentro y fuera de España y era el momento. Aceptaron mi solicitud en un curso de verano impartido por Antonio López García, el maestro realista manchego. Pero el retrato me pedía más, de ahí que fuera a estudiar otro verano, muy posteriormente, a una escuela de Florencia donde enseñan una técnica específica de retrato, el método Sight size.

Creo que dibujar de forma innata, sentir esa llamada, como a mí me ocurrió desde niña, es una suerte inmensa en la vida, porque te obliga a esforzarte y superarte. Tienes un plan en la vida.

Una buena base de dibujo es importante, pero el color es muy libre, tiene su propio discurso y el pintor ha de saberlo recibir, empatizar con él, dejarse guiar por sus vibraciones. A partir de ahí, y con la ayuda de la voluntad, podemos lograr mucho.

Se puede ser autodidacta y funcionar muy bien sin haber recibido clases. Pero yo siempre animo a la gente a que se forme, aunque sea de forma puntual.

Se puede decir que lograste éxito en tu carrera: ganaste un premio importante en 2021 y ejerces de copista en el Museo del Prado. ¿Qué te aporta esta última faceta?

Suma diez años de copista en el Museo del Prado 

Entrar en el museo del Prado ha sido un regalo impagable y la recompensa a tanta lucha, en un momento de mi vida donde ya había dejado de lado las inseguridades artísticas y el temor a no evolucionar o estancarme. Suelo pasar diez horas diarias de deleite constante en el Museo del Prado de lunes a jueves.

Copiar en el Museo del Prado me aporta vida. Empleo el método Sight Size, que es un método donde se trabaja memorizando. Supone un reto grande, rodeada de gente, pero casi ni me percato de que me observan, ni siento que estoy rodeada literalmente por ellos, por la concentración, pero cuando me hacen preguntas les doy conversación. A veces he escuchado que copiar es fácil, que no tienes que crear, que solo has de reproducir lo que tienes delante. Ya llevo diez años como copista y puedo corroborar la dificultad que supone: copiar exige llevar al límite tu imaginación y tu capacidad para inventar, resolver los problemas que te plantea el lienzo, sea un trabajo libre o una copia.  

Como artista estás involucrada en exposiciones, performances y escenografías teatrales, y tu obra pictórica se ha visto en Nueva York, California, Londres, entre otros. ¿Qué se te viene a la mente cuando echas la vista para atrás y te das cuenta que sumas 40 años de trabajo?

Una alegría inexplicable, y casi que puedo decir que hay mucho de supervivencia, aunque suene a exageración. Cuando echo la vista atrás siento cierta nostalgia de mis comienzos, de aquel frenesí tan salvaje, muy inocente, pero sometedor. Pero los pintores pasamos etapas y he evolucionado progresivamente hacia estadios más relajados y dóciles en mi vida actual sintiendo que he aprendido, que no ha sido en vano.

Y siento que era más fácil tirar la toalla. No lo hice. Estoy satisfecha y orgullosa de mis recorridos y esfuerzos, y lidiando con la salud, la crianza de mis hijas.

La artista afirma que está orgullosa de su recorrido y logros

Y de haber antepuesto la economía, posiblemente habría abandonado. De la pintura se vive intermitentemente, se invierte mucho dinero y a veces es lo comido por lo servido. Nunca pensé en el dinero como un fin y eso me ha dado cancha para seguir adelante sin abandonar mi vocación, como tener un as en la manga que me ayudara.

En tu faceta de escritora no sólo has incursionado en la narrativa, si no en la dramaturgia, pero, sin variar, tocando el tema del arte. ¿Cuál es tu reto incluyéndolo en el contenido de tus obras literarias?

Escribir sobre arte implica seguir ligada a esta materia, no desconectar de algo que te apasiona, que conoces y controlas un poco más que otras temáticas. Y supone, y esto es lo que más me gusta, seguir en la búsqueda, en la indagación, estudiando mejor a los artistas, y hasta puedo incluirlos en el relato sin cambiar su biografía. Me resulta muy estimulante alternar personajes de ficción con personajes reales, una combinación difícil donde has de saber ponerte límites, ser absolutamente respetuosa con ellos.

A la vez, hago un homenaje a artistas de la antigüedad y también contemporáneos. El truco está, espero lograrlo, en no cansar al lector, incluir tramas atrayentes, generar ritmos que no hagan abandonar la lectura. En La Hilandera de los Canales había viajes y en Specchio también hay muchas más localizaciones. Pero en esta segunda novela son viajes en el tiempo con cierto humor, y yo soy la protagonista, es un planteamiento muy diferente.  

Tengo entendido que ya tuviste la oportunidad de llevar a escena tu primera obra teatral, y que, ahora te encuentras dándole los toques finales a la segunda que estrenarás, en breve. Cuéntame.

En 2013 pude representar La Dignidad se sirve a las cinco, tres años después de mi cáncer gástrico. Fue una representación a beneficio de la Asociación contra el cáncer, yo estaba en proceso de recuperación, adaptándome a un nuevo aparato digestivo. La vida me dio esa oportunidad de verla representada en un teatro muy querido por mí, el teatro Principal de Castellón.

Escribo  comedias, con tramas rocambolescas y absurdas, pero no es un teatro del absurdo puro difícil de entender. Me inspiro fuera de España, en Londres o New York. Entre otros, Óscar Wilde, con ese humor tan fino y una ironía tan inteligente, es un gran referente en este terreno complejo del teatro. 

Y como denominador común aparece algún animal en las tramas, por los que siento debilidad, y algún científico.

La llamada de la vocación,
 una de sus obras reconocidas

La segunda obra se llama Sal del Himalaya. Espero poder representarla en el 2025, estoy en conversaciones con un grupo muy querido de Castellón. Durante la pandemia se paralizó todo y la obra (ya teníamos grupo y muchas lecturas a cuestas) fue sufriendo contratiempos.

El teatro está muy arraigado en mí. Mi madre hizo teatro en su juventud. Era cantante de copla, hizo Zarzuela en los años 40, por teatros de los pueblos de alrededor de Las Navas (mi pueblo), en Jaén. Y mi hija mayor, Mary Porcar, es cantante y actriz de teatro musical. Ha heredado de su abuela la música y el teatro. Mi otra hija, Laura, se dedica al Cine de Animación. Y su marido se dedica a los Efectos Especiales. Viven en Canadá desde hace seis años. Hay muchas llamaradas artísticas en mi casa.

Tu primera novela se tituló La hilandera de los canales, y también abordó el tema del arte. Se trata de una novela que se ambienta en el siglo XVII, en los Países Bajos, ¿no es así?

Sí. La hilandera de los Canales ha sido una novela especial. Tenía que ambientarse en Holanda e Italia, me lo debía a mí misma. Mi admiración hacia la Pintura flamenca y manierista ha sido un gran estímulo en mi pintura, como un talismán o una brújula. Son mis raíces, aunque en mis inicios me sentía cubista y me sigo sintiendo.

La Hilandera es un homenaje a los artistas flamencos e italianos a través de una  historia de amor entre una esclava china y un pintor de Leyden. Es un novela de gratitud a la vida y a la amistad.

Disfruté mucho escribiéndola, me permitió seguir conectada con mi mundo, los pintores, las escuelas (la guilda de S. Lucas, de los Países Bajos y los talleres italianos). Un homenaje coral a mucha gente. Miguel Ángel tiene su capítulo y Van Eyck, pero también menciono a gente de la ciencia, a Galileo o a Mercator, el cartógrafo.

Y casualmente, no estaba en mi idea inicial, la obra tiene erotismo, por lo que fue catalogada como una novela histórica y erótica.

¿Se puede decir que Specchio es la novela  que te ha permitido contar tu parte de tu biografía, tu trabajo profesional y a la vez enlazarla con una trama llena de ficción donde el arte peligra y la protagonista ( o sea tú) te alzas como heroína?

El camino de la pintura, otra de sus obras

Es un reencuentro con mi infancia y adolescencia, en clave de humor. Es una metáfora de mi vida en realidad, que de heroína tengo poco, pero sí salí airosa de situaciones duras y las afronté bien, con tesón y humildad y muchas dosis de humor.

La novela está dedicada a mi madre y a la casa donde nací, La Casilla, y a los grandes maestros de la Ciencia Ficción.

Specchio es una obra de fantasía, se podría decir que juvenil, por la regresión a mi infancia y adolescencia, periodos donde comencé a dibujar y a pintar. Pero, por encima de todo, y con todo, es un viaje interior, de aceptación. Hay varias Maricarmen: la adulta que copia en el Museo del Prado y descubre que ha viajado en el tiempo y que trabaja a las órdenes de un ser malvado. Es muy divertido tener que huir de este personaje para que no te mate.

Las situaciones disparatadas, imposibles (ficticias) se van alternando con pasajes de mi vida y personajes reales. Algunos amigos de mi juventud van a ser importantes, tienen su protagonismo en la novela, al igual que algunos familiares muy próximos. 

Specchio es un canto a la vocación y a la voluntad, a mi entrega por la pintura, a mis sacrificios y renuncias, y a la emoción y pasión sentidas pintando. Y una oda a la vida y a la muerte, a la pérdida de un ser querido, y a los momentos duros de la vida.

Su opera prima

Specchio es el portal que te permite viajar en el tiempo para conocer la historia del arte y sus representantes, pero, además,  es el espejo que te muestra cómo eres por dentro y por fuera, ¿qué has visto ese reflejo con tus ojos físicos y del alma en ti?

Escribir Specchio ha sido un revulsivo, una reconciliación con mis momentos duros de la vida, pintando, y los personales. Ha sido liberador, pero no se trataba de solucionar aquí traumas, porque los que hubiese ya estaban solucionados en este periodo de mi vida.

La novela está a medio camino entre lo serio y lo irrisorio, entre la comedia y la tragedia, Escribirlo ha supuesto un divertimento por encima de todo, y una indagación histórica.

Has declarado que tu intención con Specchio ha sido divertirte contando, con grandes dosis de humor, aspectos de tu persona y de tu vida, ¿es sencillo  exponerse  tal cual y reírse de uno mismo?

Para mí ha sido sencillo exponer mis flaquezas y torpezas, no me cuesta por mi sentido del humor. Hay una retranca tragicómica, en esta novela, como la vida en sí de cualquier persona, pero es una novela de aventuras con lo que eso representa: muchas localizaciones, escenarios muy variopintos, situaciones jocosas, personajes atractivos... Sin esa dosis de humor, incluso hablando de la muerte, no sería yo. Pero el tono de Specchio es dócil, amable, desenfadado e ingenuo. Era el momento de escribirlo, sin sentir complejos de ningún tipo. 

Tu espíritu creador no para, y me parece que te encuentras preparando con sumo cuidado un poemario. ¿Hay fecha de publicación?

La poesía la he llevado conmigo siempre de un modo clandestino, como solo para mí. Pero hace unos años entré a formar parte de unas tertulias. Ahí me animaron a escribir con asiduidad y a dar visibilizar a mis textos. Empecé a leer mis poemas en voz alta y en público.

Considera que la vida es más llevadera con el arte

A diferencia de la novela o el teatro, en mis poemas no hay rastro de humor, todo lo contrario. Hay tragedia, muerte, desesperación… puede que me dejaran muy impresionada los autores ingleses del siglo diecinueve y nuestros grandes poetas: García Lorca, Machado…

El tema amoroso no me inspira mucho en sí mismo, siento la llamada poética del amor hacia la naturaleza, hacia un amor muy elevado, espiritual y metafísico, no centrado en personas concretas.   

¿La vida es más digerible si nos rodeamos de arte y literatura, María del Carmen?

Sin duda. No concibo la vida de otra manera. Creo que todas las contrariedades que uno pueda tener, de salud o circunstancias personales difíciles y dolorosas, son más llevaderas si tienes el amparo del arte, su compañía y su calor constante. El arte consuela mucho. Yo siempre he considerado el arte como un aliado contra todo lo malo de la vida y contra lo triste o empobrecedor. Y si no puedo trabajar, oír jazz ya me restablece de cualquier tristeza.

Leonardo decía: “El Arte es una cosa mental”.  


Se quieren saber más de la autora y su obra
pueden pinchar
los siguientes enlaces: 







viernes, 23 de febrero de 2024

Rául Aguilar Gargurevich: « La vida es un viaje en el que soñamos pero también jugamos »

 


Raúl Aguilar Gargurevich es un veterano en el mundo de los relatos cortos.  Empezó su andadura literaria, a la par que sus estudios de Periodismo, en la Universidad Inca Garcilaso de la capital peruana. Al joven aspirante a escritor, se le advertía de continuo, recluido en sus pensamientos, quizá imaginando historias, que luego plasmaría  aquella libreta de anotaciones que llevaba debajo el brazo como devota cómplice. No lo comentaba, pero muchos intuían su vocación de artista de la palabra. Era indiscutible que había aterrizado en este plano para crear y compartir historias. Su amor por la escritura saltaba a la vista tanto como la casaca negra, recubierta por decenas de chapas alusivas a grupos de rock, que vestía para asistir a clases. De allí, su bien ganado apodo: «Chapita».

Fue el primero en publicar un libro, y todavía estaba en las aulas, aprendiendo a redactar noticias. Más tarde, lo emularon otros siguiendo su marcada huella. Era evidente que Aguilar iba por delante de su promoción sin pretenderlo, pero en su camino no solo abría puertas para sí mismo sino también para el resto. De ese modo lo dejó patente en su incursión como guionista de cine, televisión y radio.  E incluso, se dio el lujo de ejercer de profesor de redacción en la casa de estudios que lo formó como periodista. Cerca de 20 años desempeñó dicha labor en la Escuela de Periodismo de ‘La Garcilaso’, en los cuales tuvo que hacer malabares para no descuidar sus quehaceres de reportero local y, aprovechar, al máximo, los minutos que le quedaban- después de cumplir con esas actividades serias y remuneradas-para jugar con su imaginación y alumbrar otras narraciones.

El famoso Chapita de las épocas universitarias hoy nos presenta su libro de relatos Saca a Conejo de la galera.

Sé que el origen de Saca a Conejo de la galera es un relato que le envías a una amiga y queda encantada. Luego motivado por esta favorable respuesta, te pones a escribir sin parar. Cuéntame.

Es cierto, le envío el texto y motivado e inspirado por la buena recepción comienzo a escribir más relatos. No pensé inicialmente en un libro solo en crear las historias, jugar con el personaje, entretenerme. Meses después fui capturado por Conejo y ya no pude detenerme.

¿Existe alguna razón especial para que hayas escogido como protagonista a un conejo y no otro animal? ¿Acaso te identificas con él?

El personaje en cuestión surge porque a mi amiga le digo conejo de cariño. A partir de esto comienza todo. Luego se transforma en una suerte de alter ego mío

Conejo es la figura central de los relatos, aunque no aparece en todos, ¿en función de qué razones lo incluyes o no?

Conejo, el personaje de la historia

Hay varias razones. Conejo no aparece en todos los relatos por cuestiones creativas. Decidí no incluirlo en todos pues podría saturar al lector. También para darle mayor variedad al conjunto. En un punto, cuando tenía la certeza de que podía convertirse en un libro apelé a todo lo que tuviera relación con este tierno animal.

Defines tu libro como un juego literario  donde tienen cabida los grandes y pequeños, ¿es algo que te propusiste desde el comienzo o se fue dando de modo espontáneo?

Buena pregunta. Considero a Saca a Conejo de la galera como un juego literario, un divertimento, pequeñas historias de emociones y sensaciones que combinan la fantasía con la realidad. Pienso que no fue planeado, los relatos iniciales surgieron así y sin querer formaron el estilo de la obra aunque el libro es diverso, hay de todo: relatos reflexivos y serios y otros de corte más ligero y juguetón.

Señalaste que Conejo explora la parte amable de la vida, ¿compartes la filosofía de tu personaje?

Es un libro que transita el lado amable de la vida, un volumen de luz opuesto a Trance agónico, mi publicación anterior. Comparto la filosofía de mi personaje. Como dije antes es una suerte de alter ego. Con el tiempo me he dado cuenta que la vida, a la manera de Calderón de la Barca, es sueño, pero también juego. La vida es un viaje en el que soñamos pero también jugamos. Ello está presente desde la infancia y sigue con nosotros toda la vida. Lo que ocurre es que con el tiempo algunos ocultan a su niño y se olvidan de jugar. Cuando pensaba a qué público se dirige mi obra tuve la certeza de que se orienta al adulto, al niño del adulto que todos llevamos dentro.

Le pusiste mucho esfuerzo a Saca a Conejo de la galera, tanto al proceso de escritura como el de redacción. ¿Eres muy perfeccionista en tu labor literaria?

Yo le pongo mi esfuerzo, alma y corazón a todo lo que escribo. Es mi manera de ser. Soy perfeccionista, a veces demasiado, creo que hay que corregir hasta que las palabras y signos encajen perfecto. No sé si lo logro pero lo intento. Pienso que una de las razones por las que cultivo el relato breve es porque se puede alcanzar la perfección del texto, que no le falte ni le sobre nada. El perfeccionismo como todo tiene virtudes y defectos pero hay un punto en el que hay que dejar de corregir, de lo contrario no acabas nunca o destruyes lo que habías planteado inicialmente. Como dice Paul Valery, los libros no se terminan se abandonan.

El libro contiene ilustraciones de Luis Morocho, ¿qué me puedes contar sobre su participación en la obra?

La obra apela a la ternura

Luis Morocho me fue sugerido por el editor. La idea fue que acompañe los textos con sus ilustraciones. Cuando Emilio Dumas me envió el primer boceto de Conejo me emocioné al verlo cobrar vida; el personaje existía pero solo de manera literaria. Sin embargo, al principio me opuse a ilustrar el libro por una suerte de fundamentalismo literario, luego acepté felizmente, pues la propuesta se enriqueció. Ambos se complementan. El dibujo llama a la lectura y viceversa. Luis Morocho es un gran talento, un ilustrador de primera que ha dibujado el Hombre-Araña para Marvel, nada más y nada menos. Estoy orgulloso y muy agradecido de que haya participado en el libro.

El relato corto es un género que conoces bien, lo cultivas hace mucho  y vuelves a él, una y otra vez, ¿qué te seduce de este tipo de narración?

Cultivo el relato breve desde hace mucho. En 2001 publiqué Taxi ando, un volumen con textos cortos de todo tipo: historias, sentencias, reflexiones. Debo haber iniciado su práctica en los 90. Mi referente principal es Julio Ramón Ribeyro. Coincido con él. Cuando recién comenzaba escribí unos textos que no sabía a qué género atribuir; al leer Prosas apátridas me di cuenta de que se asemejaba a lo que proponía. Ribeyro equivale al maestro que me enseña el camino. Me gusta lo breve porque es preciso, va al punto sin pérdida de tiempo. Con poco se puede decir mucho. La brevedad es el alma del ingenio dijo Shakespeare. Quizá sea una cuestión de personalidad, algo vinculado con la ansiedad pero también al perfeccionismo.

Según sé, tus anteriores libros te han dejado un aprendizaje, pero, en particular, ¿qué te ha aportado Saca a Conejo de la galera?

Todo hecho siempre deja una enseñanza y escribir y publicar un libro no es la excepción. Escribir requiere de práctica por lo que pergeñar cada relato ha sido instructivo. Se requiere de paciencia y perseverancia, hay que enfrentar no solo la ansiedad de la página en blanco sino los momentos de sequía e insatisfacción, también los de incertidumbre, de modo que ello también supone una lección. Por último, está el asunto de la publicación. No conseguía un sello que quisiera editar mi libro, toqué muchas puertas pero solo se abrió una, por lo que estoy agradecido con Acuedi y su director Héctor Huerto. Me he divertido de principio a fin con el personaje y las historias. Es maravilloso imaginar y fantasear. Tener tiempo de escribir es un privilegio de pocos. Es bastante. Publicar es la gloria y tener lectores, lo máximo.

    

Si deseas  saber más del autor o el libro
pincha en los siguientes enlaces:
https://www.instagram.com/aguilargargurevich/?hl=es
https://www.elvirrey.com/libro/saca-a-conejo-de-la-galera_70137592





 


miércoles, 10 de enero de 2024

Oswaldo Estrada: «Tal vez escribo porque quisiera alargar mi tiempo en este mundo»

 

Oswaldo Estrada se define en sus redes sociales como escritor, cantante de barrio y cocinero por vocación, sin embargo, este autor de orígenes peruanos, es un experto en la llamada literatura de la inmigración, no solo porque en su obra concentre la  nostalgia e idealización de la tierra abandonada, sino porque, por experiencia propia, conoce las mil y una peripecias de un extranjero en el intento de hallar su sitio en lugar extraño y amoldarse a las nuevas costumbres. En suma, reinventarse y salir adelante como objetivos fundamentales.

Estrada se alzó con un International Latino Book Awards, Best Collection of Short Stories in Spanish Gold Medal por su libro de relatos Las guerras perdidas en 2021.  Y ahora se encuentra en plena promoción de su novela Tus pequeñas huellas (Suburbano Ediciones, 2023). 

Tus pequeñas huellas es tu primera novela, sin embargo, abordas temas que te son conocidos, no solo porque los tocaste en forma de relato en anteriores libros sino por tu condición de inmigrante, la cual forma parte de tu identidad y desenvolvimiento social, ¿cuándo surge la idea de contar la historia de Andrés y Marena, una pareja que abandona su país en una época de extrema violencia terrorista para forjarse una vida más amable?

"Jamás  pensé que viviría una vida errante",
revela el autor californiano.

No sé exactamente cuándo me di cuenta que estaba escribiendo una novela. Lo que sí te puedo decir es que hace unos diez años comencé a escribir las primeras notas, los primeros diálogos o monólogos de estos personajes, cuyas historias me han perseguido constantemente, en distintos viajes, en casa, en el trabajo. Como profesor de literatura latina y latinoamericana, estoy siempre en contacto con cuentos y novelas que tienen que ver con la migración mexicana, centroamericana, caribeña. Y tenía muchas ganas de explorar algo quizás poco trabajado desde los Estados Unidos, en español: la migración peruana durante los años de la violencia. Como bien dices, yo he trabajado la condición de ser inmigrante en varios cuentos, en muchos ensayos. Y quería contar las experiencias migratorias de Andrés y Marena, dos peruanos que se encuentran, por casualidades de la vida, en Nueva York.

A muchos inmigrantes les ha pasado que logrado el sueño de viajar y establecidos en su nuevo hogar, de repente, se dan cuenta -como es obvio-, que todo es distinto y se les termina alojando en el corazón un sentimiento de permanente nostalgia.

Todos los que nos vamos tarde o temprano extrañamos ese mundo que dejamos atrás. Incluso la gente que dice no extrañar nada, en el momento menos pensado vuelve mentalmente al barrio, a la casa. No significa que no puedas llegar a ser feliz en tu hogar de adopción. Uno aprende a vivir con esa nostalgia que a lo mejor solo te visita de vez en cuando, cuando extrañas alguna de tus comidas, cuando te acuerdas de esa canción que escuchaste hace años, cuando pertenecías, sin saberlo, sin cuestionarlo, a ese lugar. Todos vuelven a la tierra en que nacieron, dice la letra de uno de nuestros valses más conocidos, al embrujo incomparable de su sol.  Todos vuelven al rincón donde vivieron, donde acaso floreció más de un amor. El retorno no siempre es físico, eso lo sé ahora, pero uno vuelve, uno vuelve siempre, aunque solo sea de corazón.

Hay un pensamiento unánime que no se pronuncia, pero se siente y es que cuando dejamos nuestro país, por los motivos que sean, terminamos perdiendo 'algo' que no solemos identificar con exactitud.  ¿Eres consciente de eso?

Le costó mucho aprender a vivir 
entre dos orillas.

Los que salimos de nuestros países de origen ganamos mejores oportunidades laborales, estudios, una vida más segura tal vez, otras opciones, vivencias, experiencias diversas… pero perdemos algo importante: nuestra raíz, el sentir que pertenecemos a un lugar, incuestionablemente.

Lo triste, que a su vez se puede percibir como un sentimiento de desubicación total, es cuando vuelves a tu tierra -como les sucede a tus protagonistas-, y te encuentres con que nada es igual, ni tu barrio, ni tu gente ni tu país. Y, es entonces, cuando se te meten en la cabeza pensamientos de culpa o traición por haberte ido.

A veces me pregunto cómo hubiera sido la vida si no hubiéramos abandonado el Perú a principios de los noventa. Era la época de la violencia, ¿te acuerdas? Yo tenía trece o catorce años cuando comencé a atormentar a mi mamá para mudarnos a Estados Unidos. Tenía un pasaporte americano que podía darme otras posibilidades de vida. Y no quité el dedo del renglón hasta que lo conseguí. Creo que en situaciones tan violentas como las que vivimos en aquellos años, uno crece más rápido que otras personas. Y a esa tierna edad estaba convencido de que debíamos irnos. Jamás imaginé que a partir de entonces viviría una vida errante, que me sentiría, como dices, “desubicado” en Estados Unidos y también al volver a mi tierra. En Estados Unidos me sentía muy peruano. Por mi manera de hablar, por mis costumbres, nuestras comidas, nuestra música y tantas cosas más. Pero cuando volvía al Perú a visitar a mis abuelos, la gente me percibía como extranjero. En algún momento cambió mi acento, cambiaron mis palabras. Y no solo eso: mi modo de ver la vida. Ahora vivo feliz con un pie aquí y otro allá. Abrazo mi condición de ser y no ser, de pertenecer y estar en el limbo. Pero me tomó mucho tiempo aceptarme en el puente mismo de mis dos mundos.  

El volver a veces no es una opción viable por una serie de motivos, entre ellos, porque allá no hay una sensación de pertenencia o pocas posibilidades de adaptación o porque donde resides, a pesar de todo, te encuentras seguro y estable, y es lo que perseguías dejando tu terruño. Sin embargo, lo cierto es que vives idealizando lo que dejaste y aferrándote a lo conseguido, ¿lo ves así?

Tus pequeñas huellas: la historia de Andrés
y Marena.

Totalmente. Eso nos pasa a muchos inmigrantes. Idealizamos todo lo que quedó atrás. Para el peruano que vive fuera del Perú no hay nada como la papa amarilla de antaño. Y la chicha morada. Y el cebiche. Y las causas. Los tiraditos. O saludarnos de beso y abrazo. Tomar lonche. Ponernos a bailar en cualquier reunión familiar, arrimando las mesitas a un costado de la sala. O celebrar lo que sea con coctelitos de pisco y algarrobina. Todo eso lo idealizamos en mayor o menor grado. Porque esos recuerdos nos unen en el país de adopción, aunque en el fondo sepamos que ese mundo quedó atrás. Y hay que mirar hacia adelante. Te sacudes las nostalgias, te arreglas para ir al trabajo y sales a la calle convencido de que hiciste bien en dejar la casa, el hogar. Porque ahora tienes mayores oportunidades, porque te va bien económicamente… es la película que imaginamos para hacernos la vida más agradable. Porque sabemos que el retorno no es, en muchos casos, una posibilidad. 

Por otro lado también cuando retornamos, aunque sea de visita o paseo, la gente, llámese familia o amigos, ya no te ve como antes, e incluso pasan a denominarte 'extranjero', lo que profundiza tu confusión: el no ser de aquí ni de allá.

Antes me molestaba que la gente me preguntara de dónde era cada vez que volvía al Perú. Ahora me río. Es lógico que sea diferente a los que nunca dejaron el suelo patrio. Que hable con otro acento y camine con otros pasos. Que utilice otras palabras. Que esté hecho de otras vivencias, si salí del Perú hace más de treinta años. Y me pasa en todas partes. En la Ciudad de México me preguntan de qué parte de la república soy, pensando tal vez que soy mexicano. En California, soy un latino más, sobre todo cuando paso del inglés al español en una misma oración, como aprendí a hacerlo en la adolescencia y en la universidad, para crear, junto a otras minorías de origen latinoamericano, cierto sentimiento de comunidad. En la universidad, uso un español bastante estándar para comunicarme con mis alumnos. Y aunque hablo el inglés con la misma fluidez que el español, hay palabras que nunca podré pronunciar en esa lengua.  

Mucha gente afirma, con aparente convicción, que se siente ciudadana del mundo, que no tiene el menor arraigo con su tierra de origen ni con ningún sitio del mundo, ¿crees que esto sea realmente posible? ¿Que sea cierto?

Estrada es profesor de Literatura latinoamericana 
en la Universidad de Carolina del Norte.

Yo no lo veo así. Uno es del lugar donde creció. La infancia, la adolescencia, la juventud nos marcan para siempre, aunque la gente nos perciba de manera distinta. Las primeras amistades en el colegio, el entorno familiar, la primera vez que te enamoraste te marcan para el resto de tu vida. Y esos recuerdos, esa formación, esas vivencias compartidas, experimentadas en comunidad, se convierten en tu verdadera patria. Eso no quita, claro, que más adelante te nutras de otras experiencias, que la vida te lleve por otros rumbos y te cambie, incluso sin que te des cuenta.

Tus pequeñas huellas es una novela de pérdidas absolutas y a medias, no solo de una identidad que se tambalea sino también por la ausencia de unos seres queridos. En tu historia, además, la pareja protagónica se enfrenta al dolor que acarrea la desaparición física de sus hijos. Aquí muestras que las madres y los padres no afrontan este tipo de luto de manera semejante.

Correcto. Debido al machismo en nuestras sociedades latinas, latinoamericanas, o a nuestras marcadas divisiones de género (si queremos ser más amables), por lo regular se piensa que los hijos, la crianza de los hijos, es una cuestión de mujeres. Por eso mismo, cuando una pareja pierde a un hijo, a medio embarazo o al nacer, la gente siempre se preocupa por ella, por la madre, pero casi nunca se piensa en el padre que debe vivir esa pérdida de manera solitaria, silente. La mujer que pierde a un hijo incomoda a la gente de su entorno. La gente no sabe qué decirle. Porque no parece natural que se te muera un bebé, aunque ocurre con más frecuencia de la que pensamos. Si ese estigma acompaña a la mujer que pierde a un hijo, el hombre que vive este trauma de manera paralela no existe. Nadie lo toma en cuenta.

Las ganas de un hombre por ser padre es un punto que, raras veces, se desarrolla en una novela. Tampoco la frustración de no ser tomado en cuenta a la hora de apostar por la vida de un hijo o no por parte de la pareja de turno. A Andrés lo dejan fuera, en un par de ocasiones, sin voz ni voto en este aspecto. Ocurre a menudo, ¿no?

Durante la presentación de uno de sus libros en la
Feria del Libro de Guadalajara 2023.

Debido al sexismo en nuestras sociedades, y a causa de nuestras absurdas divisiones de género, le adjudicamos el deseo de tener hijos casi exclusivamente a las mujeres, como si los hombres no fuéramos capaces de desearlo con la misma intensidad. Yo creo en el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, a que decidan tener hijos o no, pero es verdad que Andrés siente que lo dejan fuera de toda decisión al menos en un par de ocasiones. Así es la vida. Todo no se puede tener. En demasiadas ocasiones, la sociedad decide por la mujer. Hablo de la presión social, de la familia, de la pareja y un largo etcétera. Es justo que una mujer decida por sí misma, porque es su cuerpo, porque es ella la que va a cargar a esa criatura en su vientre a lo largo de nueve meses, aunque su pareja (como sucede con Andrés en la novela), tal vez quisiera que lo tomaran en cuenta. 

Eres de orígenes peruanos, sin embargo, naciste en California. Luego volviste a Perú, para después, en plena adolescencia, retornar a los Estados Unidos, donde radicas hasta la actualidad.  ¿Cuál es la tierra que sientes como tu verdadero hogar?

Qué pregunta más difícil. Yo seguiré siendo peruano hasta la muerte. Peruanos son mis padres. Y peruanos fueron mis abuelos, mis bisabuelos. Mi hija de ocho años lo sabe y nos reímos juntos cuando preparo algún plato típico y concluimos que es lo máximo porque es peruano. Ya sea una causa, un arroz chaufa, un escabeche, un pollo a la brasa. El Perú es y seguirá siendo la tierra de mi corazón. Pero ya no imagino el retorno, menos si tomo en cuenta que mi madre y mis hermanos viven también en Estados Unidos. Los inmigrantes nos acostumbramos a vivir entre el mundo que dejamos atrás y el lugar de adopción. Y ese intersticio, esa cuerda floja, ese puente, se convierte, aunque no lo busquemos conscientemente, en el verdadero hogar.

Escribes en reposo y en movimiento; entre el ruido y el silencio. Sin importar el soporte ni la hora, según tú lo haces: «Para que mi mundo de fantasías no se desarme». ¿Lo puedes explicar?

Se pregunta a menudo qué hubiese sido de él 
de no haber inmigrado. 

Desde chico me acostumbré a imaginar historias distintas a las de mi vida cotidiana, en el Perú, en los Estados Unidos. Imagino que todo escritor vive algo parecido. Porque la vida es monótona, predecible. Y las historias que uno imagina nos dan otras posibilidades, algo que no siempre hallamos en la cotidianidad. Yo me paso la vida imaginando escenarios, diálogos, posibles desenlaces que sólo existen en mi mente y que sólo a veces pasan a mis cuadernos, a mi teléfono, a mi computadora. Son totalmente ficticios. Sin embargo, esas fantasías forman también parte de mi mundo real. Escribo en todas partes, a todas horas, porque tengo miedo de no volver a hacerlo. Y si eso pasara, siento que mi vida no sería igual.

Y por último, afirmas también en tu biografía que aspiras vivir de la escritura. Subrayas...«cuando la función se acabe ». ¿Qué debemos entender por esto?

La vida pasa muy rápido. ¿No te parece? Tal vez escribo porque quisiera alargar mi tiempo en este mundo, llenarlo de otras voces y experiencias que me ayudan a vivir de múltiples maneras. O porque quisiera que quedara algo de mí cuando ya no esté en la tierra.   

Si desean saber más del autor
y/o su obra
pueden pinchar el siguiente enlace: 
https://oswaldoestradaescritor.com/


lunes, 6 de noviembre de 2023

Nieves Vargas: «La familia es única sin importar en qué nivel de clase social se ubique»

 

Nieves Vargas es una creadora nata. Su necesidad de comunicar y conectar con la gente la condujo a expresarse de diversas formas. Y una de ellas es la escritura. Lleva años publicando poemarios y novelas, con el objetivo claro de contar una historia que conmueva y conduzca a la reflexión. Hasta hace poco solo había escrito para adultos, sin embargo, hoy nos presenta  El mundo de Lucía, que si bien es cierto, está orientado al público infantil, no excluye a los más grandes de la casa, pues es un libro con el cual podremos volver a mirar nuestro entorno con ojos de inocente sorpresa.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Declaraste, hace algún tiempo, que en todos tus libros, hayan sido en prosa o verso,  e incluso en tu rol de actriz, te ha gustado contar una historia, y tu última creación no podía ser distinta.

En primer lugar, déjame agradecerte por permitirme dar a  conocer mi trabajo literario,  y, en segundo término, saludar a tus seguidores que son parte fundamental de los trabajos de todo escritor/escritora. Efectivamente, un trabajo literario, en gran parte, son experiencias vividas, historias que dejan enseñanzas positivas y El mundo de Lucía no es ajeno en sus objetivos. Los niños son pequeñas esponjas que absorben todo lo que se les da, por ello, nosotros, los adultos, debemos darles las herramientas necesarias para ser felices y enfrentar con valentía las adversidades futuras.

En El mundo de Lucía pones de manifiesto el papel de la familia en la crianza de los niños. La pequeña protagonista descubre su entorno de la mano  no solo de sus padres sino también de sus abuelos.

La también actriz destaca la importancia
de los abuelos en la vida de sus nietos. 

La familia juega un papel fundamental para hacer de sus hijos buenos ciudadanos, la enseñanza de buenos valores, desde el ejemplo con amor y comprensión. Como bien sabemos  la familia no solo son el padre y la madre, también están los abuelos, ellos por supuesto con su infinita ternura y comprensión son los pilares sólidos llenos de bondad.

Asimismo, aunque parezca obvio, destacas la enorme importancia que la dedicación y el amor que los padres deben prodigar a sus hijos, teniendo en cuenta que serán los ciudadanos -que en un futuro- tomarán el timón de este mundo.

Desde mi punto de vista, las bases principales están: en enseñar la solidaridad, la gratitud, la valentía, la confianza en sí mismos para enfrentar y lograr solucionar los posibles problemas que surjan.

Has aclarado que debido al rango de edades, al que está dirigido tu libro, no existe la intención de invitar a la reflexión, sin embargo, evidencia una mirada amorosa, alegre e inocente de la vida,  ¿consideras que se les está arrebatando el mundo de la fantasía y ternura que se merecen  nuestros niños?

Desde luego que sí, vivimos rodeado de toda clase de adelantos que están al alcance de todos, y, en muchos casos, no dejan que vuele la imaginación creadora de los pequeños. Y por otro lado, es bien sabido que el capitalismo nos domina. Hoy en día trabajan el padre y la madre, por tanto,  su tiempo es más limitado. Es ahí donde los abuelos juegan un papel fundamental en la vida de sus nietos.

Tengo entendido que para desarrollar el entorno familiar de Lucía no pensaste en una ubicación precisa, sólo te interesó que fuese un hogar común y corriente, ¿cuáles fueron tus razones?

A Vargas le preocupa el futuro 
de la niñez. 

Porque la familia es única, sin importar en qué nivel de clase social se ubique, cuando se habla de ella. La sociedad juega un papel importante también.

El mundo de Lucía también se ha traducido al inglés, ¿qué me puedes contar de esta experiencia?

Efectivamente, así es. El uso de una lengua adicional será importante para ayudar en el desarrollo de los niños. La experiencia de ir creciendo al ritmo de Lucía, con quien aprenderemos a descubrir un mundo lleno de amor e ilusión.

  que imaginaste a tu protagonista Lucía en su adultez, y pensabas en el tipo de ser humano en que se convertiría, ¿crees que seguiría conservando los valores que le inculcaron?

Los niños con valores siempre tendrán las herramientas morales para salir a delante, pero aún así, se avizoran tiempos difíciles y, quizá muchos eventos serán ajenos a la voluntad humana. El cambio climático y la falta de agua alteran la vida de los seres y, no sabes cómo me gustaría tener una bolita mágica que me permitiera ver el nuevo mundo de Lucía; el coraje y la valentía de esa futura sociedad.

Si desean saber más
 de la autora y su obra 
pueden 
pinchar los siguientes 
enlaces:
https://vallesucchuran.blogspot.com/
https://www.facebook.com/Nieves.Vargas.6


 

 




viernes, 6 de octubre de 2023

Lluïsa Lladó: «Es fundamental que las mujeres se unan en la promoción de la sororidad»

 


Lluïsa Lladó es una poeta que habla fuerte y practica lo que evidencia en sus libros. Le preocupa la superficialidad en la poesía y ha efectuado denodados esfuerzos para que sus libros sean un legado para sus hijas y el resto de féminas: un testimonio honesto  de las vivencias de las ancestras, el presente la generación femenina actual e incluso se atreve a visualizar los cambios que podrían  lograr las mujeres  aplicando una sincera sororidad.

En Etiqueta roja, Lladó  reflexiona enérgica sobre los cánones de belleza, el culto a la juventud y la menstruación, que también tiene mucho que ver con el título de la obra.

El silencio es un tema muy presente en tu poemario, hay mucho por decir por parte de las mujeres, sin embargo, se da una especie de autocensura que juega en contra.  ¿Los miedos siguen siendo igual de fuertes que nos paralizan a la hora de manifestarnos? ¿Qué nos detiene?

El miedo al rechazo y a la crítica puede ser un factor importante. Las mujeres pueden preocuparse por cómo serán percibidas por los demás, especialmente en entornos en línea donde los comentarios negativos pueden ser virales.

A lo largo de la historia, las mujeres han sido educadas para ser "calladas" o "modestas". Las expectativas sociales y las normas tradicionales pueden influir en que las mujeres se sientan incómodas o reacias a expresar sus opiniones y experiencias de manera abierta.

La denominada sororidad aún está en ciernes, ¿opinas lo mismo? No es raro observar la  crítica devastadora de una mujer contra otra, sobre todo cuando proviene de una jovencita hacia una fémina madura.  La gente joven cree que jamás va a envejecer.

Algunas personas jóvenes pueden no tener una comprensión completa de las luchas y desafíos que enfrentan las mujeres más maduras. Esto puede contribuir a la falta de empatía y críticas injustas.
La poeta es consecuente con sus ideas

Sin embargo, es importante destacar que la sororidad es un ideal que muchas personas están trabajando activamente para promover. La educación, la conciencia y el diálogo son herramientas importantes para fomentar la comprensión y el apoyo mutuo entre mujeres de diferentes edades.

Es fundamental que las mujeres, independientemente de su edad, se unan en la promoción de la sororidad y se esfuercen por comprender y apoyar las experiencias y desafíos de las demás. A medida que más personas tomen conciencia de la importancia de la cooperación, es posible que veamos un aumento en la solidaridad y el apoyo en todas las etapas de la vida.

Otras ideas que desarrollas -con absoluta crudeza y honestidad-  son las  de la edad y el paso del tiempo, hablas del uso del esparadrapo en el cuello de nuestras mayores para alisarlo y aparentar ser todavía joven, hoy en día son los filtros y Photoshop los que obran  verdaderos milagros de juventud y belleza, tanto que las mujeres se crean apariencias que contrastan con sus realidades. ¿Exigencias del libreto social?

Los medios de comunicación y las redes sociales a menudo promueven estándares de belleza poco realistas que son difíciles de alcanzar para la mayoría de las personas. Esto puede llevar a la presión para "parecer perfecta", lo que a su vez puede crear una brecha entre la apariencia en línea y la realidad.

La regla desde que aparece en nuestras vidas nos condiciona (o nos ha condicionado), sea cual fuere la sociedad en que hemos nacido o criado, los prejuicios y los condicionamientos son semejantes, en el poema homónimo te refieres a ella con una interrogante. ¿Has descubierto el por qué del dichoso nombre?

Apuesta por la poesía como terapia

El término "la regla" se utiliza comúnmente para referirse a la menstruación, pero también puede evocar una serie de asociaciones culturales y sociales relacionadas con la feminidad y el control del cuerpo de las mujeres.

El origen etimológico de la palabra "regla" proviene del latín y se asociaba a la presencia regular y puntual de un fenómeno orgánico, que no necesariamente está presente ni es periódico en todas las mujeres. Por otro lado, la palabra "menstruación", también de etimología latina, se derivaba de la sinergia de los ciclos lunares con el periodo, y curiosamente solo se mantiene en el calendario de gestación en algunas culturas o entre matronas.

La palabra regla, que es polisémica,  tiene una gran connotación social porque se asocia a la norma o a la imposición de un precepto, y en este poema he querido precisamente enfatizar este significado.

¿Qué objetivo personal has cumplido con la creación y la salida a luz de este poemario?

Mi meta es invitar a la reflexión no solo desde una perspectiva femenina, sino humana en general. Mi objetivo es poner palabras a sentimientos y situaciones que algunas personas pueden no atreverse o no tener la oportunidad de verbalizar. Aspiro a que mi poesía tenga una finalidad terapéutica, pero también social y cultural.

Deseo que el arte, en este caso la poesía, no se limite a la superficialidad del 'Carpe Diem', sino que fomente valores internos como la lectura, el estudio y la revaloración del pensamiento. Quiero que mi obra sea un testimonio y un consejo que he extrapolado a las nuevas generaciones, y en particular, a mis propias hijas. Quiero que conozcan el legado femenino asociado a la menstruación y sus prejuicios, y que no basen su fuerza únicamente en lo efímero.

Si desean saber más
sobre la autora y sus obras
pueden pinchar aquí:
https://www.instagram.com/lluisa_llado/
https://www.facebook.com/marialuiisa.pinallado