Todo sobre mi actividad literaria como escritora, periodista y promotora cultural en la Revista digital y club de lectura La ardilla literaria ( https://laardillaliteraria.com/)

lunes, 27 de junio de 2011

Ricardo Vírhuez Villafane: “Sueño con una narrativa adictiva”

Le encanta contar historias. Y es tan natural en él como caminar o subir una montaña. Con su literatura busca atrapar al lector, envolverlo en las redes de su magia y hacerle adicto a sus historias. Confiesa también que escribe para competir con su madre o su abuela, quienes sabían muy bien como encandilarlo con sus cuentos de demonios y espíritus.
Sobre su famoso personaje “Nina”, dice que nació para mostrarle al mundo de lo que son capaces de hacer las mujeres. “Soy feminista y  amo a las mujeres; es decir, odio el machismo, rechazo toda discriminación contra la mujer, y creo que las mujeres tienen los mismos derechos y oportunidades que los hombres. En un país tan machista y corrupto como el Perú, decirlo es una necesidad imperiosa, y defenderlo aun más”.
Les invito a conocer a este escritor, editor y promotor cultural (entre otras muchísimas cosas más) que mochila al hombro recorre el Perú difundiendo tanto su obra  como la buena literatura de sus colegas.

  • ¿Qué hace un abogado metido en la literatura y en las actividades culturales?
-Yo empecé a escribir cuando era niño, y a los 17 años gané mis dos primeros premios nacionales de literatura, de cuento y ensayo. En esa época, teníamos un grupo cultural en mi distrito (San Martín de Porres, de Lima) llamado “Vientos del pueblo”, que llegó a tener siete grupos de música folclórica y tres de teatro, e hicimos concursos de poesía y encuentros teatrales masivos. Después ingresé a la universidad. Qué hace un escritor que se mete a estudiar Derecho y Ciencias Políticas, y después Lingüística, sería la pregunta adecuada. Y me faltó estudiar otras carreras, como arqueología o biología, que las hubiera seguido si hubiese tenido plata y tiempo.

  • Se identifica mucho con la cultura selvática y eso se observa en su obra. Cuéntenos un poco al respecto.
-A los nueve años más o menos leí la novela “Sangama”, de Arturo Hernández, y eso me marcó para siempre. Es un libro pleno de aventuras con animales salvajes, selvas exóticas y peleas de sobrevivencia, que me llenaron la imaginación y me hicieron prometer que algún día conocería la Amazonía. Y así fue. Primero viví tres meses en Tarapoto, selva alta. Luego fui por dos semanas a Iquitos, y me quedé siete años, recorriendo ríos inmensos, conociendo pueblos indígenas, mientras estudiaba la vasta literatura amazónica y escribía ensayos y novelas. A menudo viajo a Pucallpa o Iquitos, y para mí es como volver a casa simplemente.

  • Siempre está en constante movimiento, y es de los pocos escritores que por cuenta propia viaja a promocionar su obra y a participar en actividades literarias, ¿no es así?
-Por lo que sé, la mayoría de escritores estamos fuera del mercado editorial y del márquetin mediático, por lo que solo nos queda presentar nuestros libros en distintas ciudades y agotar las ediciones con esos encuentros directos con el público. Además, los talleres de narrativa y las conferencias literarias son parte de esos encuentros y asumo mi trabajo literario dentro de esa multiplicidad de caminos, casi como un trovador moderno. No me atrae el mundo académico, de modo que tengo la libertad de viajar y conocer ciudades increíbles y personas maravillosas, y escribir sobre ellas. Por suerte, en el Perú hay muchos encuentros de escritores en un solo año, y siempre estamos lejos y cerca, con nuestros libros a cuestas, llevando no solo nuestra creación, sino también nuestros pensamientos e ideas.

  • ¿Proviene de una familia de artistas? ¿Cómo nace en usted la inclinación por hacer literatura?
-Mi primo es artista, el famoso Quispejo, el pintor más plagiado en toda la historia de la pintura peruana, y espero no serlo yo en literatura. Pero ya sabes que en las culturas andinas la música, las danzas y el folclore son parte de nuestra vida diaria, nos alimentamos de ellos, vivimos de ellos. En cuanto a mi formación de escritor, los culpables son la buena lectura y la escritura precoz. Y algo más importante: la literatura oral de mi madre, mis tías y mis abuelas. Las mujeres mayores casi siempre son formadoras de los escritores, con sus cuentos alucinantes y sus historias que llenaban nuestra imaginación infantil y nos marcaban para siempre.

  • ¿Qué busca lograr con su trabajo literario? ¿Le mueve un sentido de trascendencia?
-Me gusta contar historias, igual que me gusta caminar y ascender montañas. En mi obra literaria, si algo busco, solo es atrapar al lector, envolverlo con mis cuentos, engañarlo con mis trampas técnicas sin que se dé cuenta, escribir para competir con mi madre o mi abuela que sabían tenerme en vilo con cada cuento de aparecidos y demonios. En fin, me resulta imposible ser edificante o trascendente. Soy un poco más modesto y creo en la magia de la literatura.

  • ¿Es un escritor de horarios establecidos o se pone manos a la obra cuando le viene la inspiración?
-Si pudiera tener horarios establecidos, lo haría, sería un reloj. Casi siempre escribo de noche, cuando el silencio es cómplice y no suena el teléfono ni ladra la perra enana de mis hermanos. O cuando no hay nadie en casa. Y para descansar, simplemente escribo otra novela. Eso me motiva más. Pero eso sí, antes de empezar con una historia, ya la tengo resuelta y planificada en mi cabeza o en mi cuaderno de notas. Nunca escribo al azar. Siempre arrojo mis redes al mar sabiendo todo o casi todo lo que va a ocurrir en mi novela.

  • Obviamente, la lectura es parte de su vida. ¿Cuántos libros lee anualmente?
-Antes leía media docena de libros a la semana; después, media docena al mes. Ahora, solo leo lo que me gusta y releo bastante. Si me llega algo que no cubre lo que mínimamente considero literatura, lo abandono de inmediato. Me encantan los libros de ciencias, de lingüística y de historia y sobre todo de arqueología, con ellos no soy exigente. Y es que ya aprendí que solo la buena literatura produce buena literatura.

  • El personaje de Nina representa mucho para usted. ¿Cuándo y en qué momento apareció en su obra?
-Justo una niña pequeña me hizo esa pregunta en Ayacucho. Le dije que soy feminista y que amo a las mujeres; es decir, odio el machismo, rechazo toda discriminación contra la mujer, y creo que las mujeres tienen los mismos derechos y oportunidades que los hombres. En un país tan machista y corrupto como el Perú, decirlo es una necesidad imperiosa, y defenderlo aun más. Por ello, Nina es una jovencita que vive aventuras de nuestro tiempo, que sabe resolver problemas con su inteligencia y astucia, que es bella y misteriosa, que es una manera de mostrarle al mundo –mediante la ficción– todo de lo que son capaces de hacer las mujeres. Y por último, mi hija menor se llama Nina, y tiene los ojos hermosos y el jodido carácter de un personaje literario.

    Durante uno de sus viajes por la Amazonía peruana
  • Últimamente están de moda los talleres de escritura. A su criterio, ¿un escritor nace o se hace?
-El único nacimiento que tenemos es el que viene después de la gestación de nuestras madres. Si nos abandonaran en una cueva, no sabríamos hacer nada, más que dar gritos. Sin civilización, sin cultura, es decir sin aprendizaje, no seríamos nada de lo que somos. En el Perú ninguna universidad enseña el arte de la ficción o la escritura creativa, así que debemos aprender a golpes y caídas. El aprendizaje es largo y doloroso. Somos empíricos por tradición. La literatura peruana es precisamente un mosaico de obras fallidas, sobre las que resaltan las obras de nuestros genios literarios, como Vallejo o Arguedas. Si el escritor no aprende, su obra será el reflejo de su propia ignorancia literaria. Cuando estuve en Nueva York, comprendí que ahí enseñaban desde poner el título hasta evaluar diversos desenlaces según la lógica interna del relato. Todo había que aprenderlo. La literatura era una disciplina con miles de años de tradición que los escritores debíamos aprender, incluyendo trucos, recursos, técnicas, es decir, todas las trampas para que el lector pueda caer como un pajarito en nuestras redes. No conozco a ningún escritor que haya nacido sabiendo todo eso. Hay que aprender; o mejor, aprender a aprender.

  • Nos cuentan que también hace poesía. ¿Le dedica tanto tiempo como a los relatos? A propósito, algunas(os) contamos que tenemos que sufrir para escribir poesía, ¿le ocurre algo similar?
-La poesía es una amante difícil. A diferencia de la narrativa, presenta batallas con el lenguaje totalmente distintas. Así como se requiere “oído” para la música, también se necesita oído para la poesía, y no sé si soy muy orejón, pero mi poesía solo la recomiendo antes de dormir. Cuando empecé a escribir poesía con una facilidad sospechosa, comprendí que solo hacía versos. Entonces me confronté con monstruos de la poesía como César Vallejo o Juan Ramírez Ruiz, y me vi demasiado enano. Por eso solo publiqué un único libro de poesía llamado “Voces”, poemas breves y amorosos, que aunque ha tenido dos ediciones me parece que ya pasó a mejor vida.

  • ¿Sigue haciendo teatro?
-El teatro sí que ha sido una parte importante de mi vida. Lo hice desde antes de la universidad, después formamos un grupo de teatro universitario, experimental y colectivo, y finalmente me dediqué a la dirección de diversos elencos. Decidí seguir relacionado con el teatro mediante la redacción de piezas para teatro, como “El cielo azul”, que ganó un concurso universitario en Iquitos. Sin embargo, no he podido hacerlo. Más bien me ocurre algo curioso: las novelas para niños que escribo actualmente las visualizo teatralmente, será por eso que son dinámicas y plásticas, totalmente adaptables a la escenificación. Extraño el teatro, no lo puedo negar.

  • Tiene una empresa editorial. ¿Qué le pide a quienes quieren publicar con usted?
-La empresa editorial es un complemento a mi trabajo literario, y primero surgió para justificar la publicación de la Revista Peruana de Literatura, y después para promover mis colecciones de novelas infantiles de Nina y Rumi. Ahora doy servicios editoriales, pero con algunas salvedades. Es que el trabajo editorial requiere, al igual que la literatura, de un trabajo serio. Hay muchas editoriales jóvenes que publican sin criterio profesional; y cuando al autor solo le importa que su nombre salga publicado, el resultado es bastante penoso. A eso hay que sumar el hecho que en el Perú no existen distribuidoras y las librerías son mínimas. Por lo tanto, la difusión y venta de los libros es un problema monumental. Hay varias salidas para eso, pero todo se puede solucionar con la cooperación activa entre editor y autor.

  • La tarea del escritor, dicen, es más complicada que la del empresario editorial. Si tendría que quedarte solo con una, ¿por cuál se decantaría?
-Definitivamente, me quedaría como un simple escritor que escribe y lee, y se pasa la vida viajando. No olvides que ser editor en el Perú, salvo excepciones, es un camino inevitable, una necesidad, ya que publicar libros no tiene ninguna facilidad y debemos cubrir las enormes carencias de las editoriales. En otras palabras, somos editores porque los verdaderos editores no quieren serlo. Publicar y vender el libro, con profesionalismo y buen gusto, esa me parece la esencia del trabajo editorial, que los editores peruanos no quieren asumir. Por eso muchos escritores nos metemos a editores. Pero con gusto volveríamos a escribir solamente.

  • Un sueño como escritor…
-Tengo un sueño, que estoy logrando de alguna manera con los niños: escribir libros que atrapen al lector. Libros para viajar muy lejos. Libros que gusten releerse. Libros adictivos. En otras palabras, lograr la magia de los maestros que tenían en vilo a los lectores con sus historias maravillosas.

Si desean saber más del autor o su obra pueden hacerlo haciendo clik en el siguiente enlace:
                  http://pasacalle.blogspot.com/ 


        

lunes, 20 de junio de 2011

Ximo Rochera: "Dejé mi profesión de químico y un trabajo que me absorbía muchas horas para dedicarme a escribir”

Haciendo acopio de paciencia y mucha fe, el escritor valenciano Ximo Rochera se ha lanzado a la aventura de autopublicar su novela y a responsabilizarse de su distribución.
“La obra se titula “Donde tú estabas” y aprovecha cualquier espacio cultural de difusión para promocionarla.
Rochera tiene la completa seguridad de que la trama de su novela  cautivará  a los lectores  debido a que cualquiera podrá identificarse con los personajes y porque, además, toca aspectos de la vida cotidiana.
Este escritor autodidacta dejó  a un lado su profesión de químico,  se liberó de un trabajo que lo absorbía casi todo su tiempo, y se entregó lleno a lo que más le apetecía hacer: escribir.
Conozcamos un poco más de su historia. Los invito a conocerla.
 Estamos frente a tu segunda producción. Antes fue “Semillas de amapola”, un libro de relatos, y ahora tenemos la novela “Dónde tú estabas”, ¿qué diferencias hay entre una y otra?

Hay diferencias muy grandes, pero también grandes similitudes. Los relatos son más espontáneos (como la poesía) y también como ésta, más surrealistas. Expresan más una inquietud interior, la manera en la que yo veo la vida… La novela, como toda novela, es más elaborada, los personajes son más complejos y trabajados, pero tiene en común con los relatos la forma de preparar el final: sorpresivo e inesperado. Esto es algo que se podría decir que me caracteriza.

El hecho de que la trama de la novela se desarrolle en La India, y el protagonista sea alguien que no pertenezca a esa cultura nos motiva a pensar que se trata de un libro de autoayuda o espiritual, ¿qué hay de cierto en esta interpretación hecha un tanto a la ligera?

Si entendemos por autoayuda un libro que pude ayudar a alguien, todos los libros tendrían una parte de autoayuda; pero, desde luego, ese no es el objetivo. El hecho de llevar a Mario a La India tiene algo de premeditado, ya que de esta forma se confrontan las dos culturas de una forma muy sutil, restando importancia a todo aquello que desde occidente nos pueda parecer como inapelable e inalterable. Sí que es verdad que al evolucionar junto a los personajes, junto a su proceso interior, puede servir a alguien para identificarse. Pero, ¿cuándo no nos identificamos con alguno de los personajes de una novela? Quizá esa es la parte que diferencia a un libro de una película.

Dijiste en tu presentación que tenías en mente  hace mucho escribir una novela y que súbito una madrugada te vino la inspiración, ¿el producto es realmente lo que esperabas?

El resultado siempre es lo que esperas, pero nunca acaba de cumplir las expectativas. La prueba de ello es que no volvería a escribirla de la misma forma. Eso es algo que le ocurre a todos los escritores, creo. Lo mismo que Ana, en un momento de la novela, expresa que no cree en las segundas oportunidades, una novela tiene su tiempo y una vez  finaliza ese tiempo (de escritura, quiero decir) ha acabado. Comienza una segunda parte que es la de darle difusión.

¿Qué nos pueden aportar Mario y Ana, los protagonistas de tu novela?

Sobre todo, al ser dos personajes muy actuales y muy reales, nos pueden aportar una imagen de nosotros mismos. A veces no es tan fácil mirarse al espejo y reconocerse. Creo que estos dos personajes, e incluso Natalia y Anil nos pueden acercar a nuestra propia realidad.

Eres licenciado en Ciencias Químicas, ¿cómo alguien con esa formación llega a la literatura?

No es que a partir de esa formación llegues a la literatura. La literatura ha formado parte de mí siempre. Desde pequeño viendo a mi padre devorar los libros tomé esa costumbre. Recuerdo que a los quince años tuve que decidir si estudiaba letras o ciencias y me decidí por las ciencias, tras muchas dudas. No me mostré nunca descontento con la elección, como tampoco nunca dejé de leer y de escribir notas en libretas que luego amontonaba.

¿Formaste parte de algún taller de escritura o eres autodidacta?

Soy autodidacta. Cuando dejé mi profesión de químico, estudié oposiciones y liberado de un trabajo que me absorbía todas las horas del día, me sentí libre para hacer lo que en ese momento me apetecía: escribir.

¿Cómo definirías tu estilo?  ¿Tienes algún referente en la literatura?

Referentes tengo muchos: Vila-Matas, Roberto Bolaño, Dostoievsky, Kafka, Chejov, Borges, Galeano, Cortazar,… Pero no por ello mi estilo tiene nada de parecido a ellos, sobre todo en esta primera novela. Quizá tenga más de Juan José Millás que de estos otros, por sus diálogos ágiles e incisivos.

Eres un escritor sin el respaldo de una editorial ni de una distribuidora, ¿cómo piensas manejar estos dos grandes inconvenientes?

Pues con mucha paciencia y mucha fe. Con la esperanza de que es un proceso lento, pero que poco a poco iré consiguiendo aquello que anhelo, y que no es otra cosa que poder difundir mi obra.

¿Qué esperas alcanzar con “Dónde tú estabas”?

Espero que poco a poco se hable de ella, que les guste a los lectores y que me abra el camino hacia una editorial (por su capacidad para distribuir).

¿Los lectores tendrán la oportunidad de conocer a Ximo Rochera a través de las páginas de tu novela?

La respuesta es no. No, pero sí. Me explico, no es una novela autobiográfica, ni mucho menos, pero un escritor se nutre de sus vivencias, por lo que aquellos que me conocen ven algunas pinceladas autobiográficas. A Juan Marsé le preguntaron lo mismo y contestó que ninguna de sus novelas es autobiográfica, pero que leyendo toda su obra se le conocía muy bien. Al ser mi primera novela puede que sea algo más personal. Actualmente estoy acabando mi segunda novela “Mi vida sobre ruedas” y en ésta me siento menos representado que en “Donde tú estabas”.


Más información sobre el autor y su obra en:
http://ximorochera.blogspot.com/


domingo, 12 de junio de 2011

Gilma Arévalo, una poeta selvática en Cataluña

No cabe en sí por la salida de su primer poemario “A la luz de la luna” (Editorial Pasacalle) y  si bien, su poemario todavía no se ha presentado en España, ya cuenta con el apoyo de muchos artistas e intelectuales catalanes para actividades de promoción y difusión de su obra.
Tiene un sola meta: hacer una poesía accesible a todos, y nos cuenta con esa sencillez que la caracteriza que si no tiene la oportunidad de publicar otra vez, no dejará de escribir poesía, pues lo disfruta mucho.
También refiere que se está esforzando mucho en aprender el catalán, porque sería una forma de rendirle tributo a la tierra que la ha acogido.
Esta es la poeta que todavía siente la presencia de los espíritus de la amazonía a su alrededor. Gilma Arévalo Bartra, comparte con nosotros el embrujo de sus versos.

Acaba de salir a la venta tu primer poemario y tenemos entendido que escribes desde los dieciséis años, ¿por qué tuvo que pasar tanto tiempo para que te animaras a publicar?

Comencé a escribir a los 16 años.  A los 17 trabajaba y estudiaba a la vez.  Me casé con 21 años y  al año siguiente nació mi hijo. Poco antes de cumplir él los cinco años, su papá y yo nos separamos. Desde entonces, tuve que trabajar mucho para cubrir los gastos del hogar, pues lo crié sola; mientras vivía todo esto, iba escribiendo, pero como no podía permitirme cubrir el costo de publicación, no se me ocurrió organizar un poemario.  Al llegar a España es cuando comienzo a prepararlo. Quería  publicarlo por mis propios medios y es ahora cuando he podido conseguirlo.

Tu poemario está separado en varios apartados, y uno de ellos tiene que ver con los niños, ¿Por qué te inspiraste en ellos y cuáles son los otros temas?

Es verdad, el poemario consta de cinco apartados, que describiré brevemente:

Homenaje al ángel, es el amor vestido de gratitud, de melancolía, de impotencia, es el grito de ¡piedad!, es el reconocimiento al inconmensurable amor materno, es el dolor de su agonía.  
Tenía ya organizado el poemario e iba revisándolo, cuando las noticias sobre abuso sexual infantil llamaron mi atención, calando muy hondo en mí. Así es como, enfrentando esta triste realidad y echando mano de la fantasía y a veces de la ironía, me decido a escribir algunas poesías al respecto para incluirlo en esta primera publicación, como un intento de ser la voz de estas inocentes víctimas cuya agonía  no acaba cuando se dicta una sentencia. Así surge: Óleo de un antifaz.
Deambulando siempre en el cúmulo de emociones que pueblan la experiencia humana, fluye: Entre tú y yo, que pretende ser la palabra conciliciadora que abriéndose paso entre las hogueras que a veces nos abrazan, se alza finalmente en claro gesto de perdón por las injusticias y omisiones incurridas por un corazón hermano.
Aromas de la Tierra, es la sensualidad de un sueño de amor que abriendo sus primorosas alas se apresta a volar hacia inexplorados rumbos, es la lágrima que fluye pudorosa y tibia de un corazón enamorado, es la sonrisa del alba, es el resignado ocaso que caminando paso a paso acepta el inevitable abrazo de la noche, es la gratitud del monte cuando en mágico contacto, se rinde ante las  frescas y vivificantes gotas de lluvia. 
Finalmente y, cual dulce ofrenda a la vida, surge Himnos de victoria, que es el rebozante canto a la vida, el ansiado encuentro con el luminoso y carismático rostro del amor. Es el punto  donde convergen: la alegría, los sueños, la esperanza, para rendirse en loco desvarío en las suaves y cálidas mansiones del amor.

Dicen que van quedando pocos cultores de poesía; ¿cómo es que te empeñas en seguir escribiendo poesía? ¿Por qué la escogiste para expresar tus emociones y sentimientos?

Puede que eso sea verdad, pero sé que hay mucha poesía inédita. Esto debido a que los costos de publicación son inaccesibles para algunas economías, o porque es sabido que es  un público escaso el que lee poesía, lo cual hace que su venta sea difícil y otras veces porque el propio autor al no saber que tan buena es su obra, piensa que no será apreciada. A mí me gusta escribir poesía y aunque sólo quedara yo, seguiría haciéndolo, indistintamente de poder o no publiclar, pues disfruto mucho.
                                                                                                                           
¿Escribes, en especial, cuando te invade un estado de ánimo determinado o cada día tienes una cita con las musas?

Cuando era jovencita escribía en mis espacios de tristeza. Después, se convirtió en una necesidad; ahora, son muchos los hechos externos que pueden motivarme a escribir. Normalmente soy muy constante, pero pueden pasar tres o cuatro días sin hacer nada, mas luego vuelvo a lo mío.

¿A qué poetas admiras o tomas como referencia?

A muchos. Mencionaré por ejemplo a la argentina Alfonsina Storni, los chilenos Pablo Neruda y Gabriela Mistral;  el uruguayo Mario Benedetti, el hondureño Ramón Ortega, a nuestros compatriotas Federico Barreto y José Santos Chocano, entre otros. Pero fue leyendo al cubano José Angel Buesa, cuando despertó mi interés por escribir

En los alrededores de su casa en Manresa
Nos cuentan que lees mucha literatura catalana ¿es cierto que tienes como proyecto escribir poesía en esa lengua?

Sí, es algo que me gustaría hacer y entiendo que para ello he de mejorar mi conocimiento de esta lengua y una de las formas de lograrlo es leyendo.

San Martín (se ubica en la selva peruana), la tierra que te vio nacer y donde pasaste tu infancia y tu adolescencia, ¿está presente en tu poesía? Si es así, ¿de qué manera participa?

Por supuesto. San Martín es la tierra donde nací, crecí y viví la mayor parte de mi vida. Es un sus cálidos parajes, sus senderos bordados de exhuberante vegetación, sus cristalinos y serpenteantes ríos, su gente que tanto añoro, fue donde mi fantasía comienza a entretejer sueños y a volar libre como el viento. El título del poemario es,  precisamente, en memoria a esos largos espacios de júbilo que pude disfrutar desde los seis años, cuando nos mudamos a vivir justo frente al río Cumbaza y, yo, contemplaba extasiada las mágicas noches de plenilunio, mientras en casa, todos dormían.

Vives en Cataluña, ¿de qué manera influye en tu labor creativa el lugar donde vives y su gente?

Verás, habiendo crecido rodeada de bosques, no puedo sino sentirme afortunada de poder disfrutar del verdor de esta tierra catalana, concretamente,  Manresa, en cuyos alrededores puedo disfrutar del encanto de un verde manto que he adoptado como mío, en mi intento por aplacar la añoranza que siento por mi tierra. Aquí, con alegría, conocí preciosos seres humanos con quienes establecí una muy linda amistad y en retribución a todo esto, es mi empeño por mejorar mi catalán.   

La promoción de tu poemario comenzará tras el verano en España, pero también se hará en Perú en diciembre, ¿cuál crees será la reacción de tus lectores? Lo digo, porque tus poemas suelen publicarse en la webs literarias y ya has estado expuesta a la crítica de los amantes de la poesía.

Este 22 de junio se hace la presentación en la ciudad de Iquitos-Perú, en julio en Tarapoto y en Lima se hará en diciembre, época en que podré viajar. Respecto a la reacción de los lectores, entiendo que no se puede agradar a todos. Habrá quien disfrutará de su lectura y seguro que habrá alguno a quien le parecerá intrascendente. Espero que haya más de los primeros.  Respecto a las webs literarias, algunas de mis poesías se han difundido en una de ellas y un programa radial argentino también lo hace.  Con alegría, he leído comentarios que me han causado mucha emoción.

¿Cuáles es tu meta como poeta? ¿Adónde quieres llegar?

Sueño con escribir poesía que sea comprensible para todos, pues mucha gente dice no gustar de la poesía porque no la entiende.  Actualmente y mientras creo algunas, voy revisando las que tengo sin editar, a fin de lograr mi objetivo, pues quisiera llegar al corazón de cada ser humano.

¿Los espíritus de la selva siguen acompañando tus pasos?

Pues sí, las tantas historias propias de la selva, sobre runapumas, chullachaquis, yacurunas, runamulas, pishtacos y otros más, me han acompañado desde siempre, especialmente en las más oscuras noches, llevándome a no desprenderme de mi madre. Con el transcurrir de los años, este temor se ha ido debilitando, pero algo me queda todavía.
Pronto les informaremos sobre los puntos de venta

lunes, 6 de junio de 2011

Laura Giordani:“El afán de distinción es el cáncer de muchos artistas e intelectuales hoy en día”

“Perdido el suelo natal, sólo cabía hundir los pies en la tierra blanda de la lengua, en esa patria invisible y despegada del suelo que es la nostalgia”, nos comenta Laura Giordani, poeta argentina, al recordar el momento en que no tuvo más remedio que partir al exilio sin más ropaje que su nostalgia y la necesidad de expresión a través de la escritura.
Ha pasado mucho tiempo, y pese a que ha retornado en varias oportunidades a su tierra,  adolece de ese mal que  afecta a todo inmigrante: no sentirse de aquí ni de allá; la sensación de estar incompleta, o como bien dice Laura: “precariamente plantada”.
Esta mujer es apasionada y extremadamente honesta consigo misma y en lo que expresa. Les invito a conocerla y, por supuesto,  a descubrir a la poeta y su obra.

Tenemos entendido que su madre tuvo mucho que ver en su acercamiento a la literatura, cuéntenos al respecto.

Mi madre es profesora de literatura. Durante mi infancia y adolescencia, en casa se respiraba una atmósfera cargada de poesía, música, teatro, inquietudes políticas... De su mano conocí autores como Nicolás Guillén, Pablo Neruda, María Elena Walsh, Miguel Hernández... También estaban presentes los libros de esas colecciones sobrias y maravillosas de Losada, Austral y aquellos long-plays rayados de sonar una y otra vez. Allí estaba la mano de mi mamá, su deseo de llevar la vida un poco más allá de los rituales domésticos.


Tiene estudios en psicología, ¿de qué manera le ha servido este conocimiento a la hora de escribir?

No creo que mis estudios, inacabados por otra parte, de psicología hayan supuesto un conocimiento extra a la hora de escribir. Más bien, es en la tierra de lo desconocido donde la escritura poética hunde sus raíces, aquello que sólo podemos entrever y por tanto balbucear. Cerquita de ese enigma que se desplaza cuando creemos haber conquistado algún saber, algún control, respira la poesía que me interesa. Poesía de la incertidumbre frente a las certezas de los sistemas que reducen al ser humano a objeto de estudio. Por ello abandoné una facultad atravesada por el enfoque cognitivo-conductual; me sentí expulsada de alguna manera.

En sus inicios también hizo relatos, pero ¿cuándo o por qué razón se decanta sólo por la poesía?

No fue una decisión puntual, sino una decantación hacia un modo de expresión que cada vez me iba resultando más próximo y desafiante. Desafío en el sentido de que, a diferencia de otros géneros, al escribir un poema no puedes controlar qué terminarás escribiendo. Quien no tolere esa incertidumbre creadora y sea incapaz de soltar las riendas -dejarse decir-, difícilmente podrá permanecer en la orografía inestable de la poesía.

Sabemos que pertenece a una familia de exiliados, ¿cómo influye tal hecho en una jovencita que, en ese entonces, ya comenzaba a hacer sus pinitos en la literatura?

En la antigüedad a los condenados a muerte se le ofrecía una alternativa a la cicuta: el exilio. Y esta segunda vía no suponía ningún atajo compasivo sino una trampa: los poderes de entonces conocían bien el tipo de sufrimiento (equivalente a la muerte) que implicaba migrar, tener que reinventarse lejos de cualquier referencia afectiva. Nuestro exilio (y el de tantos otros durante las dictaduras feroces de los años 70 en Latinoamérica) nos marcó definitivamente. Perdido el suelo natal, sólo cabía hundir los pies en la tierra blanda de la lengua, en esa patria invisible y despegada del suelo que es la nostalgia. Supongo que la escritura me ayudaba a encarnar, a apaciguar la diáspora, sujetarla al papel y sobre todo, como una artística coartada para llorar a solas.

Nunca dejó del todo tu país, pese a que ha vivido la mitad de su vida aquí, ¿cómo se puede estar sin estar al mismo tiempo?  Y no lo digo porque aún conserva su acento, ni porque ha vivido en alternancias entre España y Argentina. Explíquenos.

Además del dolor inicial del desgajamiento, una de las secuelas del exilio es quedar partido, literalmente. Ese es el estado de fantasmagoría o escisión vital que compartimos quienes migramos. Nunca dejé del todo mi país y desde la vuelta de la democracia regresé varias veces (la última para quedarme 10 años) pero allí también llevaba a España con nostalgia sobre los hombros: la luz de Valencia, los afectos tejidos aquí, una mochila dulce y dolorosa que hace vivir con la impresión de estar siempre de paso, precariamente plantado.


En cuanto a su poesía, ¿qué podemos encontrar en ella?  Es decir, ¿cuál es su sello personal? ¿Qué elementos cree la distinguen del resto de poetas de su generación?

El afán de distinción es precisamente el cáncer de muchos artistas e intelectuales hoy en día: buscamos singularizarnos, tener una marca propia (se habla incluso de una “marca España”, por ejemplo) y perdemos de vista la tremenda masificación que nos tritura aunque nos creamos individuos singulares. “Una muchedumbre de seres excepcionales” al decir de Witold Gombrowitz en su “Contra los poetas”. No sé cuáles son esas marcas que me distinguirían; no puedo ni quiero verlas. Es prematuro y no creo que fuese saludable escribir desde allí: serán otros –si así sucediese- y, sobre todo, el tiempo quien dará perspectiva para rescatar la singularidad de un aporte.



¿Encuentra diferencias entre la poesía latinoamericana y la española?

Puede que existan algunos aportes singulares. Pero creo que es imposible hablar de “poesía española” o “poesía latinoamericana” como un conglomerado. Latinoamérica engloba a más de veinte países, entre ellos países de habla portuguesa como Brasil o Haití y su francés criollo, o las innumerables lenguas originarias... En este sentido, uno de los aportes de la poesía que se escribe en esos países podría ser su riqueza de texturas gracias al mestizaje. Por otro lado, cuando hablamos de “poesía española” ¿a qué nos referimos? ¿Qué tiene que ver la poesía de Antonio Gamoneda u Olvido García Valdés con la poesía de la experiencia o las estéticas del “realismo sucio”, por ejemplo?

A su entender ¿existe una poesía femenina y una masculina?

No lo creo. Es comprensible que luego de tanto tiempo de postergación exista una discriminación positiva y resarcitoria a través de convocatorias de concursos de poesía sólo para mujeres, antologías femeninas, etc. Pero no creo en esa distinción: cuando leo a Paul Celán o a Alejandra Pizarnik, por ejemplo, percibo un temblor poético similar que desborda ampliamente la cuestión de género.

¿Cuántas obras tiene publicadas hasta el momento?

Muchas menos de las que he escrito. Concretamente, he publicado el  libro Materia Oscura en la editorial Baile del Sol, una plaquette llamada Celebración del brote y poemas en varias antologías y revistas.

¿Sus musas la visitan con frecuencia? ¿En qué momento la hallan disponible?

Más que de musas me gusta hablar de fantasmas o espectros: en el umbral del poema algo ha pasado, varía la temperatura, el latido cardíaco y nos ha cambiado sin darnos cuenta como quien es traspasado por un fantasma (con ese estremecimiento y esa urgencia que necesitan ser dichas).

¿Le resulta fácil hallar espacios para la promoción y difusión de sus trabajos?

Los espacios van apareciendo solos: trato de poner mi poesía a disposición de los otros, de acompañar movimientos sociales que desborden el interés en la propia “carrera” (hay algo chocante en este término, como si existiese una largada, una competición con otros y la promesa de algún trofeo al final), salir de las misas literarias y sus rituales de mesa, botellita de agua y ese grupito de personas mayoritariamente del gremio y su escucha endogámica e iniciada. Hay muchos más espacios afuera y mucho más interés del que creemos.

Plaquette "Celebración del brote"
¿Laura Giordani tiene alguna misión como poeta?

Transcribo un fragmento de una poética que igual puede responder –aunque parcialmente- esta pregunta:

Buscar esa palabra que pueda mirar de frente la belleza, lo que hay de celebratorio en la existencia para no quedar ensimismada en esa luz; palabra que no de la espalda al dolor del mundo sino que se agache, se abisme y tiemble. Hacer visible lo invisibilizado. Y no se trata solamente de esos grandes males que asolan a la humanidad; son también los pequeños holocaustos cotidianos, las omisiones repetidas, lo minúsculo dañado por nuestro paso (la materia misma del planeta está sufriendo), nuestras violencias diarias.

Socavarse en esas orillas donde el mundo tiembla y se
desploma, dejar que la palabra también se derrumbe
y emerja el balbuceo.

Llegar al poema como a una tierra minada de peligros, sabiendo
que el imán de los talones por la detonación hará estallar
el significado.


En estos tiempos que corren ¿todavía hay un lugar para la poesía?

En estos tiempos que corren podríamos preguntarnos: ¿todavía hay un lugar para la vida? ¿Hay lugar para algo que no sea mercado y mercancía? Si la respuesta es negativa, tampoco habrá lugar para la música, la solidaridad, el amor...
Creo que la poesía es más necesaria que nunca y esta prescripción surge del pésimo diagnóstico de un mundo en el que no quieren dejar espacio más que para el consumo y la muerte. Poesía para ganar espacio al tiempo secuestrado, al tiempo alienado que nos tienden quienes expolian y vejan la belleza del mundo. Poesía para quebrar el simulacro.

La autora los invita a visitar su blog:
http://lauragiordani.blogspot.com/

Su poemario está a la venta en:
Librería Primado en Valencia.
Librería Asociativa Traficantes de sueños de Madrid.
Librerías La Central en Barcelona.
Librerías La Fuga en Sevilla
Por internet:
 http://www.bailedelsol.org/editables/colecciones_include.php?sec=colecciones/colecciones_poesia_2.php#so124

 

jueves, 2 de junio de 2011

Pedro Méndez: “La pintura me permite construir un mundo más humano”

Su espíritu inquieto y libre lo llevó buscar un medio de expresión donde diera rienda suelta a sus fantasías, sueños y por qué no, también a reproducir sus recuerdos y el amor a la tierra que lo vio nacer. Él es Pedro Méndez Encomenderos, un artista plástico nacido en La Libertad (Perú), que se crió al contacto con la naturaleza y  hoy pasea su arte por diferentes latitudes.
Afincado en Valencia nota similitudes entre su lugar de origen y la tierra que lo ha acogido, pues en ésta también puede contemplar el mar, disfrutar de un buen clima y vivir rodeado de tranquilidad. Sin embargo, extraña caminar por sus campos de arroz, escuchar el canto de sus  ríos y, por supuesto, engreír su paladar con los exquisitos platos norteños.


¿Cómo llegar a un artista plástico a través de las palabras?

Se considera que un acercamiento consciente debe ser a través de la obra, que es el puente para lograr esa comunicación, ya que en ella se encuentra una verdadera historia por descifrar.

¿En qué momento sintió el llamado del arte?

Han pasado etapas en las que buscamos estar cerca de nosotros mismos, yo llegue a comprender que mi pasión no comienza con la vida militar sino con la pintura (en un comienzo quiso abrazar las fuerzas armadas, debido a la tradición de su familia, pero el arte lo llevó a sus filas).

¿Es autodidacta o realizó estudios de pintura?

Estudié en la Escuela Superior de Bellas Artes “Macedonio de La Torre”  (ESBAT) de Trujillo, la especialidad de Dibujo y Pintura (1989 y 1993). En cinco años hice la carrera de artista puro, y se concede el título a nombre de la nación de Artista Plástico Profesional.

¿Recuerda qué fue lo primero que plasmó en el lienzo?

Esto sí que es interesante. Pero antes de coger un lienzo, me copiaba a los súper héroes de los dibujos animados, o a los personajes de acción del cine, y claro cualquier superficie soportaba mis garabatos. Recuerdo que en un concurso interno de la ESBAT, me di cierta libertad y obtuve un meritorio premio.

¿Qué le inspira?

La vida misma, mis recuerdos, el estar completo, y despertar cada día con ansia

¿Cómo definiría estilo? ¿Qué lo diferencia del resto de sus colegas?

Estilo es la manera de interpretar tus ideas y  en el camino del arte se pasa por diversas etapas. Mi trabajo aparece como una pintura que va hacia la abstracción, que intenta comprimir las situaciones con carácter más cromático. Las diferencias entre uno y otro siempre tienden a contribuir con un mismo fin.   

Declaró para un colega mexicano que es capaz de sentir plena felicidad mediante la pintura, ¿nos puede contar cómo es la experiencia?

La pintura es un medio donde las ideas están en constante lucha con la percepción y lo que te propones,  te lleva hasta lo más recóndito. Por tanto,  me permite crear y recrear. Es ahí el taller, donde marca este estado pleno. La pintura me ha regalado muchas satisfacciones, además me brinda la posibilidad de construir un mundo más humano.

¿Se dice que los críticos fueron implacables con usted en sus inicios? Cuéntenos que no les gustaba de su propuesta.

Los inicios siempre son duros. El tiempo sobre el camino va marcando distancias. Cada quien tiene sus criterios, y son parte importante de nuestro entorno; tienen la palabra en situaciones de competición, y parten de una orientación de análisis que se contempla más un sentido estético y posiblemente inclinados a ciertas tendencias, que no encontraban en mi trabajo, pero en los últimos tiempos se encargaron de ponerle un valor que otorga méritos con honor.   


Desaguadero”  57 x 47.5 cm.  Óleo/tela

¿Qué elementos de su tierra podemos hallar en sus obras?    
 
  La tierra de la infancia, me llena de recuerdos; las imágenes me alimentan y estas se plasman...Cada trabajo nos muestra un sector...pero si es un mundo de ensueño, el paisaje, el cielo, los campos extensos, los árboles, los caballos siempre nos da algo por describir.

Es un artista es constante búsqueda, ¿qué le hace falta? ¿Adónde quiere llegar? O tal vez, sería mejor preguntarle, ¿qué quiere comunicar?

Es más una búsqueda interior. Es una lucha conmigo mismo. Encontrarme a mí mismo, y esa lucha es infinita. Recuerdo una performance, la llamé “Imágenes paganas”, un sentimiento de necesidad de actuación personal como elemento principal, donde mi voz retrataba un mundo de poesía ante situaciones dramáticas que se sucedían por entonces.  Esta protesta buscaba nuevas sensaciones con elementos nuevos de investigación. Me embadurné el rostro y me propuse ir caminando hasta la galería. Por las calles quería ver la reacción de la gente, a la que me acercaba tan solo para obsequiarle una mariposa…y claro de las Monarca. Fue una luz sincera que me hizo masticar la adrenalina dentro de una experiencia en una propuesta conceptual. 

¿Es posible hallar la esencia del creador en su arte?

El arte es consecuencia de la fuerza interior y es un medio donde podemos reivindicar nuestras convicciones y propios valores. Los símbolos que trazamos son las señales que delatan nuestra manera de pensar y nos lleva a identificar o leer las creencias que se manifiestan de manera casual o estéticamente estudiadas; que comprime y define toda una vivencia personal. El color nos puede sintetizar una relación entre el creador y su arte, pero relativamente, también puede que tengamos que recurrir a la intuición en vez de aferrarnos a ese mundo que tratamos de descifrar.  

Ha paseado sus trabajos por diversos puntos del planeta, ¿con qué lugares y gente se queda?

Gracias a la pintura, y a la gente comprometida con ella, tengo la suerte de conocer amigos y compartir historia con las culturas más grandes de América, y que están unidas por un hilo.  No paramos hasta llegar a Teotihuacan; antes habíamos pasado por entre la montaña de las Monarca en México. Querían mostrarme su orgullo en alusión a Machu Picchu. Admirable Metepec en Toluca, gente cálida y humana. También Mendoza en Argentina, donde existe una gran movida cultural. Gracias a ellos.  Si no es aquí, nos encontraremos donde menos imaginamos…y en Francia a mis entrañables, amigos, muchos recuerdos…Cómo olvidar a mi Perú. Cariños a  mi gente y amigos.

Se ha establecido en Valencia, ¿por qué escogió, justamente, esta tierra como centro de operaciones para la difusión de su arte?

Valencia es para mí como mi ciudad de origen, Trujillo. Admiro la tranquilidad, el clima, y el mar. Es una ciudad llena de historia, moderna y multicultural.

¿Tiene fecha para su próxima exposición?

De momento no, pero las posibilidades están abiertas.

¿Qué extraña de su Pacasmayo?

Todo. Los caballos, los río, caminar descalzo por las pozas de arroz, pero también la comida.

 “Cautivo”  1.20 x 1.00 m.  Óleo/tela

“Días de redención”  1.20 x 1.00 m.  Óleo/tela

Si desean conocer más del artista pueden visitar su blog pinchando el siguiente enlace: http://pedromendezencomenderos.blogspot.com/